Aprendizaje

El aula un escenario para trabajar en equipo

Escrito por: Nelson E. Barrios Jara. Licenciado en Física, Coordinador pedagógico del colegio San Luis Gonzaga, docente de matemáticas y física secretaria de educación.

El presente artículo nació de una investigación realizada en la Pontificia Universidad Javeriana y fue realizado en el Centro Educativo San Luis Gonzaga Fe y Alegría de Bogotá a una población de 240 estudiantes de educación media, artículo propone ciertos parámetros para trabajar en equipo dentro del aula; ofrece una introducción, para que cada maestro siga experimentando en su clase distintas opciones de vivir la docencia así como la manera de fomentar la participación y la tolerancia. El objetivo es presentar herramientas básicas y dinámicas que establezcan una forma diferente de recrear un salón de clase. Dicha invitación intenta acercar al docente al conocimiento de lo que sugiere el trabajo en equipo, en diez características, que se explicitan a continuación: El concepto de equipo; el por qué el trabajo en equipo se vuelve una necesidad para formar desde la escuela; la importancia del papel del profesor en esta tarea; definición de visión colectiva; cómo se conforma un equipo; la organización del aula; normas que favorecen la dinámica del equipo; roles, compromisos y responsabilidades de los miembros de un equipo; una alternativa de evaluación para el producto que realiza un equipo; y finalmente se despliegan algunas técnicas para trabajar en equipo.

1. CONCEPTO DE EQUIPO:

Lo primordial que debe hacer un maestro para entrar a desarrollar actividades de equipo es aclarar el significado de este tipo de trabajo. La Secretaría de Educación del Distrito precisa que esta competencia consiste en “Trabajar en coordinación con otros según acuerdos y metas establecidas para lograr un objetivo compartido” (2004, pg. 37); al mismo tiempo dice que lograr trabajar en equipo implica:

Un esfuerzo de concertación para llegar a metas comunes, formas de trabajo y mecanismos para regular el comportamiento. Trabajar en equipo no es estar reunidos en un espacio, en un mismo momento; es compartir ideales, formas de trabajo e intereses, es contar con un propósito común al que cada uno aporta.

Trabajar en equipo supone identificar las fortalezas y debilidades del conjunto y no sólo de las partes y buscar mecanismos para mejorar continuamente la dinámica que se da entre las personas que lo conforman.

El maestro no solo debe tener claridad sobre el concepto de trabajo en equipo, sino también, una vez lo comprenda, lo debe proyectar a sus estudiantes de manera sencilla y clara, apoyándose en el concepto de que el hombre es un ser social y por tal motivo al aprendizaje depende en gran parte del prójimo, por que a través de él logra la comunicación, el intercambio de ideas, y la construcción de conocimiento.

2. LA NECESIDAD DE TRABAJAR EN EQUIPO:

El trabajo en equipo se fundamenta en la colaboración dado que el ser humano convive todos los días con personas diferentes, circunstancia que lo conduce a desarrollar habilidades que le permiten realizar trabajos con otros individuos. Dicha necesidad se puede establecer desde los siguientes parámetros:

  • La acción grupal suele ser más segura y efectiva que la gestión individual o la simple adición de acciones individuales.
  • Mediante la colaboración, las ayudas pedagógicas facilitadas a los estudiantes son más posibles de optimizar.
  • La colaboración, mediante el trabajo en equipo, permite analizar problemas que son comunes, con mayores y mejores criterios.
  • Exige entre los maestros que educan el acuerdo en planteamientos comunes así como criterios y principios de actuación suficientemente coherentes.

Estos requisitos son posibles con una adecuada coordinación que proporciona la colaboración del trabajo en equipo, dando como resultado la cohesión. En ellos se justifica esa condición como mecanismo para proporcionar una atmósfera que anime a los alumnos a trabajar con entusiasmo y sentimientos de propiedad y pertenencia respecto a la escuela; la colaboración mediante el trabajo en equipo es un objetivo ineludible en la educación por que desde allí se cultiva una necesidad social.

El trabajo en equipo en una institución educativa va más allá de las acciones conjuntas con otro u otros, el propósito es alcanzar un mismo fin desde todos los estamentos: directivos, profesores, alumnos y padres de familia.

En este sentido la colaboración entre docentes que comparten sus conocimientos sobre el trabajo dentro del aula sirve para unificar criterios y proyectarse a los estudiantes, no solo para un trabajo disciplinario de una sola asignatura, sino para realizar planes interdisciplinarios donde se salgan de la rutina, ofreciendo mejores herramientas y ambientes para la construcción de conocimiento, aspecto que acercaría las prácticas a un aprendizaje significativo. Es importante tener en cuenta que este modo de trabajo entre maestros presenta dificultades por las distintas acciones que desarrollan dentro y fuera del aula los docentes; sin embargo para los estudiantes es significativo observar como un trabajo con distintos profesores se vuelve emotivo al compartir recursos para alcanzar unos propósitos específicos durante un período de tiempo determinado, que tiene como características y requisitos principales los siguientes:

  1. Es voluntario.
  2. Está establecido entre iguales; no existe predominio por parte de ninguno de los profesores; se realiza en consonancia de circunstancias, independientemente de rangos o situaciones administrativas.
  3. Se basa en la lealtad y en la confianza.
  4. Implica, por tanto, un determinado tiempo escolar fuera de las clases normales.
  5.  Supone, a diferencia de la simple cooperación, realizar en común, participativamente, el diseño de los objetivos que se pretenden alcanzar o desarrollar; de igual manera acordar la metodología de trabajo y discutir y evaluar en común el proceso y los resultados.

Con todo lo anterior, un equipo de trabajo consiste en un agrupación de personas trabajando juntas, que comparten percepciones, tienen una propuesta en común, están de acuerdo con los procedimientos de trabajo, cooperan entre sí, aceptan un compromiso, resuelven sus desacuerdos en discusiones abiertas; lo anterior, no aparece automáticamente, sino que debe irse construyendo poco a poco. Estamos hablando de una acción colaborativa donde la discusión no es el objetivo sino el medio.

3. PAPEL DEL PROFESOR:

El primero que se tiene que convencer del trabajo en equipo es el profesor porque va a ser el motor y dinamizador de las actividades. Parece claro que la tarea del profesor en relación con el trabajo en equipo es fundamental para asegurar que éste funcione y se consiga el aprendizaje y la satisfacción personal de todos sus miembros. Una organización del aula que fomente el trabajo en equipo de los estudiantes requiere del profesor aspectos como: planificación cuidadosa, liderazgo, metodologías especiales, intervención diferenciada y análisis posterior a la experiencia.

La planificación supone tomar decisiones importantes. Estas decisiones merecen algún tipo de reflexión, como el aprendizaje previo de los procedimientos y actitudes necesarios para la colaboración. el grado en que el trabajo grupal forma parte de una actividad compartida por un grupo de estudiantes y profesor. Los equipos conformados pueden garantizar que surjan puntos de vista variados y contrastados, para que la dinámica interactiva sea suficientemente rica. Un aspecto importante que a tener en cuenta en la planificación es la composición de los grupos: ¿Hay que intervenir en ella? ¿Hay que dejar que sean los estudiantes los que decidan con quién desean trabajar? Como siempre, depende de los objetivos que se pretendan conseguir. Sin embargo hay que rechazar la idea de que los únicos equipos que funcionan son los que se forman espontáneamente. Por otra parte, sabemos que los equipos heterogéneos permiten a los alumnos, además del contraste de opiniones y argumentos, la convivencia con personas distintas, circunstancia que favorece la adquisición de actitudes no discriminatorias. El profesor puede intervenir en la formación de los grupos siempre que lo considere conveniente.

Mediante su intervención, el docente puede propender a establecer buenas relaciones interpersonales; ayuda a mantener la atención del equipo en el objetivo que se persigue y evalúa la pertinencia de las acciones emprendidas para abordarlo; de igual manera colabora para reconsiderar el ejercicio de ciertos roles como el del líder un poco dominante o aquel que se deja imponer; puede, en fin, contribuir a que la tarea constituya un reto que fomente el desarrollo del equipo, proponiendo nuevos objetivos o diferentes condiciones de realización. No hay que olvidar que el trabajo en equipo permite al profesor un cierto distanciamiento de la gestión continua de la clase con el fin de favorecer la observación de sus alumnos en la situación de colaboración. En dicha situación puede advertir comportamientos cuya probabilidad de aparición es menor en el trabajo individual, o en tareas que implican al equipo: saber quién pide ayuda, quién la incorpora, quién la ofrece, quién la organiza, quién la enseña. Así mismo puede observar cómo responde el grupo a sus propias propuestas.

Este conocimiento es de un gran valor tanto para hacerse una idea más ajustada sobre las capacidades de los diversos alumnos como para atenderlas de manera diversificada; en este orden de ideas, con frecuencia se aprenden estrategias interesantes de la interacción que los alumnos mantienen entre sí.

Un factor muy importante vinculado al trabajo en equipo y a la actuación del profesor es el análisis y valoración que realice de la experiencia, con el fin de incorporar los elementos que dicho análisis reporta a posteriores propuestas. Nos referimos, pues, a la reflexión sobre la práctica realizada, siempre importante en la finalización de cualquier actividad hecha en clase, hay que tener en cuenta que los procedimientos y actitudes implicados en el trabajo en equipo exigen una aproximación lenta y progresiva, de ahí la importancia de utilizar las diversas experiencias en sentido formativo, con el fin de mejorar en las propuestas.

4. VISIÓN COLECTIVA:

Una de las labores importantes del maestro es propiciar la visión colectiva para desarrollar las tareas emprendidas. La dinámica de grupos es fundamental dado que el hombre es por naturaleza social y, de hecho vive, en sociedad. La educación no puede estar completa sin el estudio de este campo; la interdisciplinaridad de los saberes, reconocida hoy más que nunca, implica una tarea en equipo; la complejidad creciente de la sociedad actual, por otra parte, obliga a una responsabilidad y decisión compartidas. Es así como la metodología de aprendizaje activo se constituye en equipo es el vehículo fundamental de acercamiento que permite la adecuación del proceso de formación dentro del aula.

Algunas consideraciones para el buen funcionamiento del trabajo en equipo son: Estudiar en contextos reales, cuidar la participación, no crear dependencias, ser activo y cooperativo. De igual manera el ejercicio debe mostrar resultados, en tanto que contenido y proceso tienen que estar completamente integrados.

Preparar a los alumnos para que sean el tipo de profesionales que demanda la sociedad actual es la labor; por tal razón la formación de equipos de trabajo en el aula y la consecución de objetivos que den cuenta de la tarea realizada, de ahí se precisan las siguientes opciones:

  1. Fomentar el aprendizaje de forma autónoma. Alcanzar este objetivo supone: Asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje, potenciar el espíritu crítico, aprender del error, reconocer las propias necesidades de enseñanza e identificar los objetivos personales respecto al currículo.
  2. Resolver situaciones de su futura actividad profesional y relacionar el mundo real con la teoría.
  3. Realizar trabajo colaborativo: Planificar su propio trabajo, participar en la toma de decisiones sobre el proceso y sobre las tareas, asignando roles específicos.
  4. Desarrollar las destrezas comunicativas (argumentar, proponer e interpretar)
  5. Desarrollar habilidades interpersonales.

El logro de estos objetivos se basa principalmente en un aprendizaje activo. Para este tipo de aprendizaje es necesario una serie de condiciones por parte del alumno, del profesor, del programa y del entorno. El alumno debe ser consciente de que en un momento dado tendrá que enfrentarse solo a su realidad profesional; por esta razón, el objetivo primordial es potenciar en él su capacidad de autoaprendizaje, es decir, de aprender a aprender.

No debemos olvidar las actitudes consideradas como objetivos del proceso de enseñanza-aprendizaje: la responsabilidad, la calidad, la colaboración, la asistencia y puntualidad, la autonomía, etc., todas ellas fundamentales en el ejercicio de su futura actividad profesional.

5. CONFORMACIÓN DEL EQUIPO:

Trabajar en equipo es un proceso complejo y requiere conocer bien los aspectos más relevantes: la decisión de las tareas, el número de los participantes por equipo, el grado de homogeneidad, el papel del profesor y finalmente, cómo evaluar los aprendizajes tanto individuales como del propio equipo. No todas las tareas se prestan al intercambio y al trabajo en equipo; por ello es necesaria una planificación cuidadosa. La composición misma del equipo de alumnos desempeña un papel importante ¿Cuántos alumnos? El número de alumnos es uno de los primeros factores que salta a la vista. Toda decisión relativa a este trabajo en el aula exige este paso previo. ¿Tres? ¿Cinco? Ojalá existiese un número mágico que garantice un trabajo en equipo agradable y provechoso. La elección del número de componentes de un grupo siempre ha de ajustarse al tipo de tarea y a los objetivos del aprendizaje.

Pueden existir tareas complejas donde se necesitan equipos amplios: la resolución minuciosa los diferentes procedimientos y mucho exceso de estos aspectos estimula a los alumnos a que se distribuyan cuidadosamente el trabajo; según el caso, el profesor participa en su reparto.

Aunque no hay reglas exactas para la constitución de equipos, el profesor debe tener claro unas condiciones generales: en varias tareas los alumnos pueden de manera voluntaria establecen según sus afinidades esto permite un mejor control para que los estudiantes no salten de equipo en equipo cada vez que quieran. Un número ideal para trabajar puede oscilar entre cuatro y seis estudiantes; lo ideal sería que el equipo fuera mixto.

6. LA ORGANIZACIÓN DEL AULA:

Para acomodar varios grupos dentro de un salón de clases la distribución espacial es primordial. Para un buen funcionamiento del grupo es esencial poseer mesas modulares o mesas redondas u ovaladas para favorecer la comunicación interpersonal. Aunque es complicado encontrar aulas de este tipo hay que crear el ambiente apropiado y lo ideal es organizar un círculo con todos los grupos para facilitar la movilidad. Un factor interesante en la recreación del aula es lo proxémico “la palabra proxémico sirve para designar las observaciones y teorías interrelacionadas del uso que los sujetos de una determinada cultura hacen de los espacios(...) Por otra parte, la comunicación no verbal, de tipo gestual, entra a jugar un papel determinante(...) Lo interesante de este hecho, es la necesidad de afectar con nuestro cuerpo, el cuerpo y la mente del oyente.” (Jiménez, 2003, P 160). Según el mismo autor, hay datos que reflejan la visión de los estudiantes cuando el espacio del aula se vuelve proxémico como el del trabajo en equipo. Transformar un aula de clase en círculo significa para los estudiantes:

  • Versen entre ellos mismos, lo que mejora la discusión y la comunicación.
  • Mayor comunicación con el profesor
  • Mejor comprensión dada la visibilidad
  • Centrar mejor la atención
  • Mejorar la respiración debido a la libertad del espacio
  • Existe mayor organización del espacio
  • Mayor libertad de movimiento

Las anteriores razones reafirman que lo ideal es transformar el espacio del aula para crear ese ambiente deseado en el desarrollo de un trabajo efectivo. También, es bueno recalcar que el aula no esta conformada solamente por las cuatro paredes de un salón; es indispensable organizar actividades extramurales.

7. NORMAS PARA FAVORECER LA DINÁMICA DEL EQUIPO:

Para que el funcionamiento del equipo marche convenientemente, la dinámica va orientada a que los alumnos lleguen por ellos mismos, mediante el análisis, la observación, la reflexión y su propia experiencia al logro de objetivos. La confrontación de ideas, de opiniones, significa la vitalidad del grupo y la posibilidad de progresar, esto permite mayor cohesión como equipo de trabajo. El éxito de su funcionamiento está directamente unido a la calidad y número de interacciones así como la intensidad e igualdad de participación. El profesor que trabaja con sus estudiantes en equipo debe tener algunas normas presentes como lo indica Antonio Medina (2003, P, 80).

  1. Enseñar a trabajar a los alumnos juntos: mostrarles las conductas que capacitan para la cooperación.
  2. Asignar tareas a cada miembro del grupo y enseñar cómo cada uno puede ayudar a otro.
  3. Seguir las actividades de grupo y hacer sugerencias cuando sea necesario.
  4. Controlar la composición del grupo, para evitar situaciones de incompatibilidad.
  5. Seleccionar el tópico y las tareas para el grupo.
  6. Fomentar la conversación durante las actividades de grupo.
  7. Disponer la organización del aula de manera que permita la proximidad entre los alumnos, pero también el trabajo”

Para un maestro que se involucra en el trabajo de equipo con sus estudiantes es importante ir dando paso a paso las pautas para que más adelante cada equipo no solo trabaje de manera autónoma sino que cree su propia normatividad; el profesor sólo orienta y da ideas, pero la tarea trascendental la construye el grupo.

8. ROLES, COMPROMISOS Y RESPONSABILIDADES:

Otra parte importante de la labor docente es explicar dentro de cada colectivo los roles que pueden ser ejecutados y las tareas que corresponde a cada uno. Al comienzo del trabajo, el profesor puede sugerir algunas pautas, pero más adelante le concierne a los integrantes del equipo su funcionamiento, la ejecución de los roles, los cambios de roles y los ritmos de trabajo; de tal manera que crezca en el colectivo identidad y se consolide a partir de las propias experiencias, teniendo en cuenta que los roles deben rotarse, esto permite que todos pueden desarrollar las mismas habilidades y no siempre sea el mismo estudiante el que sirve de relator o de moderador. Igualmente al rotar los papeles se potenciará en el equipo la participación de todos los miembros, la producción aumenta y la cooperación y los aportes de todos los integrantes se hace a partir de las múltiples formas de ver las problemáticas.

Además de lo anterior al rotarse los roles se incrementa la responsabilidad del equipo ya que no va ser el mismo estudiante el que siempre asuma el compromiso frente al curso en general, así mismo se aumenta la auto estima de cada uno de los miembros del equipo por que se demuestra que todos pueden hacer y cumplir cualquier rol, preparando de estas esta manera un equipo integral, que no depende de algunos de sus miembros.

9. EVALUACIÓN DEL PRODUCTO DEL EQUIPO:

Se entiende que la evaluación del trabajo en equipo tiene una función claramente pedagógica; es decir, se encuentra al servicio de la regulación de la intervención del profesor y de la autorregulación de los aprendizajes de los alumnos y del grupo en sí. Desde esta perspectiva, resulta fundamental que éstos puedan utilizar el trabajo en grupo para poner en marcha estrategias de aprendizaje autónomo.

La evaluación se percibe al servicio de este proceso y persigue ciertos objetivos: conseguir que la tarea propuesta sea adecuada al equipo que debe abordarla; Asegurar que los alumnos comprendan y compartan las metas con el trabajo en equipo. Por lo cual debe existir una evaluación inicial o de diagnostico con la cual se verifican aspectos fundamentales del equipo como son: el grado de cohesión, el nivel de dominio de la temática, la capacidad de proposición y autonomía, el manejo de las relaciones interpersonales, la capacidad de planeación y de producción. El guía debe asegurarse del estado de estos parámetros para poder llevar a cabo la planificación de las tareas y conforme a esta verificación buscar estrategias que permitan mejorar, no solo en la temática de trabajo sino en la potenciación de las habilidades para trabajar en equipo.

La intervención del profesor aquí es muy importante para que el proceso de evaluación este completamente acorde con el desarrollo de la actividad. Se trata, a la vez de una evaluación formativa porque permite al profesor aprender de las dificultades del grupo e intervenir de tal forma que se contribuya a superarlas; así mismo la acción del docente ayuda a que los estudiantes tomen conciencia del por qué de las actividades en trabajo en equipo, que mediante estas se esta potenciando muchas capacidades que no solo le exige la escuela sino la sociedad en general. Esto permite que los equipos encuentren sus dificultades y se autorregulen su propio proceso para avanzar.

La observación del proceso, por otra parte, ofrece numerosos indicadores para examinar la valoración que se haga del resultado del trabajo en equipo, por ello la observación se debe hacer con base a parámetros que el maestro establezca en conjunto con los equipos, estos pueden ser: cumplimiento de los objetivos, efectividad en las metodología trazada por el equipo, capacidad en el intercambio de roles, manejo de relaciones interpersonales, buen uso de un instrumento de registro. Estos aspectos toman un valor apreciable si se tiene en cuenta que no solo la práctica de trabajo en equipo esta en función de una temática, sino que la temática es excusa para formar en esta habilidad. Al fijar parámetros con el curso y hacerlos visibles se permite la autorregulación y la reflexión continua entre el equipo, por que saben claramente los indicadores que se quieren alcanzar, las elaboraciones parciales con respecto a tiempos, la calidad del trabajo, la forma de comunicarlo o sustentarlo, en otros ambientes de aprendizaje a esto se le denomina construcción de una matriz de evaluación.

Lograr lo anterior permite tener un resultado visible y valorado, que nació del mismo equipo, que se construyo y que se evaluó entre todos, estos aspectos permiten crecer en el colectivo y a la vez tener una retroalimentación acerca del resultado, no solo por parte del docente sino también por parte de todos los compañeros. Conviene tener en cuenta que en un comienzo a los alumnos se les dificultará establecer las relaciones para la construcción de la matriz de evaluación ya que no solo se observará la el rendimiento en la temática sino también el mejoramiento como equipo, aprendiendo a cultivar el sentido autocrítico. En este aspecto la comunicación debe tener claridad y el maestro debe liderar la discusión, el debate y la proposición de manera que todos los equipos puedan aprender de las experiencias de los demás; de los fracasos, errores y aciertos.

En este sentido, la evaluación relativa al producto elaborado por el equipo, adquiere todo su sentido pedagógico y contribuye a que los alumnos conozcan los criterios utilizados para evaluar su trabajo, así como su manejo. Para el trabajo en equipo pueden ser introducidas estrategias de evaluación que tengan en cuenta la dimensión social de la tarea; Se trata aprovechar el trabajo en equipo para que su evaluación incluya, por ejemplo, la exposición que los componentes del equipo realizan de su tarea en una situación social. Tal situación permite evaluar procedimientos y actitudes que, de otro modo escapan a la capacidad de observación del profesor. Se pretende conseguir que el equipo sea capaz de autoevaluar su funcionamiento y el resultado de su trabajo fomentando la colaboración entre alumnos alrededor de una tarea, y fomentando estrategias de aprendizaje autónomo, camino que conduce a una educación de formación para la vida y no solo para el momento en que se desarrolla la actividad en el aula.

La autoevaluación a partir de la matriz de evaluación permite el control, la regulación de la tarea por parte del equipo, su reconducción cuando es necesaria, y obliga a no perder de vista los objetivos que se persiguen. Aprender a autoevaluar es difícil.

Puede contribuirse a ese aprendizaje en la medida en que se utilizan actividades habituales en la clase, por ejemplo, la corrección de tareas o deberes elaborados por los alumnos, los criterios que se tienen en cuenta para evaluarla y las medidas que convendría adoptar a partir de lo observado. Dicha reflexión resulta beneficiosa para que el trabajo en equipo entre los alumnos y permite el fomento de aspectos cognitivos, mejorar la capacidad de aprendizaje autónomo y perfeccionar las relaciones constructivas con los otros. TM

La matriz construida por los equipos ayuda al proceso de autoevaluación mediante el suministro de pautas y guías que les permitan establecer un balance, tanto del proceso seguido, de las dificultades encontradas, como de los recursos utilizados para superarlas y del resultado conseguido. Es importante señalar que para orientar el trabajo en equipo no existen recetas infalibles; quizá lo único que sirve para todos los casos es la recomendación de reflexionar antes, durante y después de la propuesta, sobre si las decisiones que se tomaron para lograr el propósitos fueron las más adecuadas, claro esta dejando todo sistematizado de manera que las próximas experiencias resulten mas productivas no solo para un docente sino para la institución.

10. TÉCNICAS PARA TRABAJAR EN EQUIPO:

La técnica es el diseño, modelo, a partir del cual se pretende que un grupo funcione, sea productivo y alcance los objetivos. Las técnicas están constituidas por diversos elementos que dirigen a los distintos grupos a alcanzar sus metas. Consideramos que el éxito o fracaso de la aplicación de técnicas de grupo no depende solo de la técnica en sí, sino también de la experiencia y sensibilidad de quien la aplica.

Son muchos los métodos de trabajo y las herramientas que se pueden aplicar a la enseñanza de trabajo en equipo con fines específicos: Antonio Medina nos dice que la técnica determinada debe adecuarse a diversas exigencias “ a) Características personales de los componentes; b) ambiente y tamaño del grupo; c) objetivos que se persiguen; d) habilidad del líder del grupo” (p 284) El mismo autor nos enseña cinco técnicas que dentro del aula son las más utilizadas:

1. Grupo de discusión: de temas libres o conversación organizada sobre un tema escolar.

2. Mesa redonda: se trata de confrontar posiciones sobre un tema.

3. El simposio: varios alumnos presentan opiniones divergentes sobre un tema y los oyentes hacen comentarios o preguntas sobre lo expuesto.

4. Philips 6-6: se subdivide un grupo grande en subgrupos de seis personas y discuten una temática en seis minutos. Luego de la puesta en común entran todos los grupos a generar la discusión.

5. Role-playing es una dramatización donde los alumnos discuten lo observado y plantean soluciones.

Con respecto a la técnica que se va a utilizar lo primordial es que cada maestro entienda lo que desea, hay cantidad de formas como se puede trabajar en equipo incluso el maestro puede recrear el aula con actividades que él mismo elabora. Un aspecto ideal y donde los estudiantes se van a motivar es la clase lúdica, entendida como “una actitud, una predisposición frente a la vida, frente a la cotidianidad. Es una forma de estar en la vida, y de relacionarse con ella en esos espacios cotidianos en que se produce disfrute, goce, acompañado de la distensión que producen actividades simbólicas e imaginarias como el juego, la chanza, el sentido del humor, el arte, y otra serie de actividades (sexo, baile, amor afecto) que se producen cuando interactuamos sin más recompensa que la gratitud que producen dichos eventos.” (Jiménez, p 16-17); se puede precisar que a partir de la lúdica se consiguen potenciar los siguientes procesos:

  • Capacidad de abstracción y de juicios críticos para ser innovadores y creativos.
  • Capacidad de entender los nuevos modelos de comunicación y de trabajo en equipo.
  • Capacidad de promover procesos de paz, cooperación y de solidaridad.
  • Capacidad de entender problemas sistémicos y dinámicos.
  • Capacidad de asombro y de curiosidad.
  • Capacidad de promover procesos de acción y de gestión a nivel social.
  • Capacidad de imaginar y fantasear.
  • Capacidad de ligar lo operativo con lo emotivo y con lo cognitivo.
  • Capacidad de manejar y procesar información, no de memorizar.
  • Capacidad de lectura y escritura de los nuevos códigos de la modernidad.
  • Capacidad de producir nuevos conocimientos.” (Jiménez p 35)

Cada vez que se emplea el elemento lúdico en una sesión para trabajar en equipo, el maestro transforma su espacio vital de enseñanza en un escenario dinámico donde los estudiantes van a aprender y a divertirse. Hay muchísimas técnicas, como por ejemplo: métodos de casos, aprendizajes basados en problemas, proyectos de aula, el debate, juegos de simulaciones, investigaciones, conversatorios, entrevistador, etc. Lo interesante de la cuestión es que cada maestro vuelva cualquier técnica una estrategia pedagógica con el fin de que se comprenda lo que planea y evalúa para que al final se de cuenta de un resultado.

Las clases tradicionales donde el maestro es el único que participa y habla no dan muestra de construcción de conocimiento por que este se cimienta y edifica a partir de la interacción, por tal motivo hay que darle vida al aula con múltiples alternativas, entre ellas, el trabajo en equipo.

Para llevar a cabo este aprendizaje de trabajo en equipo es necesario que se den una serie de condiciones: por parte del alumno (consciente de la utilidad de lo que aprende), del profesor (facilitador, motivador, creativo, orientador...) estos dos elementos son posibles de alcanzar si quien lo lidera, es decir el maestro, logra infundir, encauzar y ensoñar.

Bibliografía

• Ascofade. 2003. . Análisis del documento Estándares en ciencias naturales y sociales, Seminario Maloka. Bogotá D.C . Ascofade.
•  Campo Cabal Álvaro, Ciencia y Tecnología en los currículos para la educación media en los países del Convenio Andrés Bello. Bogotá. 2000. Convenio Andrés Bello.
• Cinterfor/OIT, POLFORM/OIT, CONOCER. 1998. Serie Herramientas para la transformación. Cinterfor/OIT Buenos Aires - Argentina. Cinterfor.
• ICFES, Documento del Ministerio De Educación Nacional Competencias laborales. 2003. Bogotá Agosto. Ministerios de Educación Nacional.
• Corpoeducación. Documento estudio sobre las competencias básicas, Corpoeducación – SENA, 2001 Julio. Corpoeducación.
• Gonczi, Andrew. 2000. Enfoques de educación y capacitación basada en competencia: la experiencia Australiana. En: Papeles de la Oficina Técnica. Cinterfor/OIT.
• Guía de evaluación para la comprensión sensibilidad y competencia ciudadana. SED. Octubre de 2001. Secretaria de Educación de Bogotá
•  Ibarra, Agustín. El Sistema Normalizado de Competencia Laboral. En: Competencia laboral y educación basada en normas de competencia. 1996. SEP, CONOCER, CONALEP.
• JIMÉNEZ, Carlos. 2003. Neuropedagogía, lúdica y competencias. Bogotá . Aula abierta magisterio.
• M.E.N. Agosto, 2003. Documento de articulación de la educación con el mundo productivo, Bogotá. Ministerio de Educación Nacional.
• MEDINA, A., SALVADOR, F. 2003. Didáctica general, Prentice Hall, Madrid.
• National Council for Vocational Qualifications. 1995. Las titulaciones profesionales en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. Londres. N.C.V.Q.
• Plan Nacional de Desarrollo (2002 - 2006). Ley 812 de 2003. Hacia un estado Comunitario. DPN. Colombia.
• Restrepo, Mariluz y Campo, Rafael, 2000. La Docencia Como Práctica, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá 2002
• Sarmiento Gómez Alfredo y otros. 2002. Situación de la educación básica, media y superior en Colombia. Bogotá. Casa Editorial El Tiempo, Fundación Corona, Fundación Antonio Restrepo Barco.

Fuente: https://www.gestiopolis.com/

Suscríbete a nuestro boletín

Newsletter