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10 claves para formar el carácter
5 Febrero, 2017
El carácter forjará el destino. Así de simple y así de complejo. Por eso, no es menor el trabajo que hagan los padres, fundamentalmente, y el colegio en educar a los niños para que puedan formar su personalidad guiados en valores.
El psicólogo Thomas Lickona, profesor de moral, apuesta a lo anterior, pero previene que los padres perfectos no existen y por mucho que se empeñen en formar correctamente un hijo, se debe tener presente que ellos tienen libre albedrío y es al final, cada persona la que tiene en sus manos la formación de su carácter. Es decir, los padres no pueden controlar el resultado, aunque sí tener influencia.
Autor del libro “Carácter”, miembro del Centro para el Desarrollo del Respeto y la Responsabilidad y doctor en psicología asegura que educar a un niño civilizado lleva unos 20 años de enseñanza permanente y otros 10 de revisión.
Para facilitar la labor de los padres Lickona plantea 10 claves para formar un hijo con carácter.
1.- El desarrollo del carácter debe tener la más alta prioridad y para ello, hay que saber antes qué es un buen carácter. Al respecto aseguró que este se define a partir de 10 virtudes esenciales. Sabiduría para tener buen juicio y poder discernir entre lo bueno y lo malo. Justicia, que es el respeto a la dignidad de toda persona, incluido uno mismo; de ella emanan la tolerancia y la honestidad. Fortaleza que implica paciencia, perseverancia, virtud esencial para que no se frustren. Autocontrol o templanza. Amor, que se entiende como sacrificarse por los demás y que va más allá de la justicia pues tiene que ver con la empatía y la generosidad. Actitud positiva. Trabajo duro. Integridad que es lo contrario a la autodecepción, es ser consistente con uno mismo. Gratitud que es el secreto de la vida feliz y es una elección. Y humildad, un deseo de ser mejor.
Considerando todo lo anterior, Lickona señala que se tiene que crear una cultura intencional dentro de la familia para formar el carácter, es decir se deben tomar acciones deliberadas como establecer ciertas reglas tales como: no nos quejamos, ni buscamos excusas, no mentimos, ni robamos, cuando cometemos un error aprendemos de él, vivimos con una actitud de gratitud.
2.- Ser padre con autoridad moral y tener un fuerte sentido de ello, o sea, tener claro que se tiene la razón como para que los hijos nos obedezcan. Al respecto, señaló que los padres deben tener cero tolerancias con las faltas de respeto verbales y conductuales y por eso se debe aplicar la advertencia y la consecuencia frente a un acto equivocado. Agregó que los padres pueden encontrar 45 razones para decir NO y permanecer en esa postura.
Presentó los tres estilos que existen para educar: autoritario, es decir padres poco cálidos, buenos para gritar; permisivos, o sea padres inseguros y débiles; y con autoridad que son los más efectivos, son afectuosos pero seguros, utilizan el razonamiento y pueden dialogar.
3.- Amar a los hijos ya que cuando ellos logran apego emocional se relacionan mejor con la autoridad del padre y son más receptivos a los valores. Amar, dijo Lickona implica tres cosas: tiempo, comunicación y sacrificio.
4.- Enseñar a través del ejemplo ya que los niños están siempre observando. Por eso, si se produce una discusión en la pareja, esta debe ser reparada luego. Además, explicó, los niños escuchan las opiniones que sus padres dan sobre diferentes temas de la vida y deducen de ellos la moral. Los niños, afirmó, tienen que ver que sus padres son firmes en sus convicciones.
5.- Manejar el entorno moral o controlar el ambiente en que los hijos se desenvuelven. Ello implica que no solo hay que conocer sus amistades, sino las familias de sus amistades. Un punto esencial aquí tiene que ver con los medios de comunicación que saturan la existencia. Al respecto, Lickona aclaró que los niños deben tener claro que los medios como TV, computador, Internet son un privilegio no un derecho y por lo tanto su uso requiere de permiso y presencia de los padres. Lickona apuesta a un pacto de confianza entre padres e hijos para su correcto uso, pero mantiene que son los primeros los que tienen el control.
6.- Enseñar directamente para formar hábitos y educar la conciencia lo que implica dar mensajes claros y con intención. Esta debe incorporar la explicación de por qué algunas cosas son buenas y otras malas. Una de las formas de enseñar en forma directa puede hacerse utilizando libros u artículos de modo de poner el tema de conversación.
7.- Disciplinar con sabiduría o enseñar a los niños a tomar buenas decisiones. Esto implica hacerlos entender por qué algunos actos son buenos y otros malos y que ellos aprendan a cuestionarse esos actos con preguntas tales como ¿me gustaría que alguien me hiciera esto a mí? o ¿qué sentirían mis padres si descubrieran esto? o la prueba de la fe o de la conciencia como ¿me sentiré culpable después?
8.- Resolver los conflictos en forma justa que implica poder detectar el problema, hablar sobre este y luego encontrar una solución.
9.- Darles oportunidades de practicar las virtudes ya que estas se desarrollan en la práctica. Esto significa que no basta que solo se hable de ellas, sino que se entreguen responsabilidades en la vida familiar que les permitan aplicarlas.
10.- Buscar el desarrollo espiritual de los hijos ya que hay estudios que demuestran que los niños que dicen que la fe es importante para ellos tienen niveles más altos de altruismo y menos involucramiento en actividades riesgosas como el alcohol, las drogas o el sexo.