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10 maneras divertidas de enseñar mindfulness a los niños

21 Octubre, 2019

De acuerdo con lo señalado por la Sociedad Mindfulness y Salud, durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose a la  Medicina y Psicología de Occidente. Es aplicada, estudiada científicamente y por ello reconocida como una manera efectiva de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés y mejora el bienestar general.

Mindfulness o Atención Plena significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Jon Kabat-Zinn, conocido referente mundial de Mindfulness por haber introducido esta práctica dentro del modelo médico de occidente hace más de 30 años, define Mindfulness como: “Prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”. Este tipo de atención nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente. Es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad, dándonos la oportunidad de trabajar conscientemente con nuestro estrés, dolor, enfermedad, pérdida o con los desafíos de nuestra vida. 

La atención plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno, atendiendo de forma integral a los aspectos de la persona; cuerpo, mente y espíritu. Practicando la atención plena desarrollamos una mayor capacidad de discernimiento y de compasión. La práctica de esta atención abre la puerta hacia nuevas posibilidades, nos trae al aquí y al ahora, nos invita a vivir una vida de manera plena y en el presente. Dadas sus potencialidades es una interesante estrategia para enseñar a los niños, niñas y jóvenes en edad escolar, puesto que aporta a su formación integral y los dota de herramientas nutritivas para enfrentar la vida. Las ideas que compartimos pueden iluminar la forma de trabajar el mindfulness con los más pequeños.
Editado por HODGSON & BURQUE psicólogos. 10 maneras divertidas de enseñar mindfulness a los niños. Publicado en el blog  FILMOTERAPIA, Cine, coaching y psicología. España.

Aquí dejamos algunos ejercicios de mindfulness para niños que funcionan muy bien y que sobre todo son sencillos y divertidos. Unos ingredientes para que los niños (sin presión y sin obligación) vayan aprendiendo todos estos maravillosos hábitos. Y por cierto, unos ejercicios que hasta los más adultos podríamos practicar ya que no nos vendría nada mal:

1. Aprender a estar en contacto con las propias emociones
En el libro “Tranquilos y Atentos como una rana”, Eline Snel anima a los niños a comentar como si fuesen unos meteorólogos el clima que mejor describe sus sentimientos en cada momento. Cierran los ojos y se preguntan qué tiempo hace por dentro, ¿soleado, lluvioso, tormentoso, ventoso, huracanado? Esta actividad permite a los niños parar y analizar sus estados emocionales como si fuesen un observador externo: «Yo no soy el aguacero, pero me doy cuenta de que está lloviendo"; O “No soy un miedoso, pero me doy cuenta de que a veces tengo este gran sentimiento de miedo en algún lugar cerca de mi garganta» De esta manera los niños aprenden a ser conscientes de sus emociones y a trabajar la forma en que se relacionan con ellos.

2. La respiración diafragmática (Respirar con la barriga)
Que un niño aprenda a ser consciente de su respiración, a relajarse y a practicar la respiración diafragmática no es tan difícil como pueda parecer. Un ejercicio muy práctico consiste en darle un peluche a cada niño (u otro objeto pequeño que les guste). Si tienes espacio, haz que los niños se acuesten en el suelo y coloca los peluches en sus vientres. Diles que respiren en silencio durante un minuto y que observen cómo su respiración se mueve hacia arriba y hacia abajo. Puedes también decirles que se fijen en qué sensaciones corporales van teniendo o que imaginen como los pensamientos al entrar en sus mentes, se convierten en burbujas y flotan. Este ejercicio viene muy bien si el niño tiene un compañero, porque hace que se haga más ameno y permite a los niños verlo como una actividad compartida divertida.

3. El comer consciente
Practicar la atención plena al comer es una actividad genial para los niños. Ya sea una fresa o un trozo de chocolate, se pueden hacer juegos muy divertidos para que aprendan a saborear plenamente lo que comen con cada sentido . O también podemos hacer juegos con ellos para que se den cuenta de cuando comen con hambre, con prisa o con ansiedad.

4. Aprender a parar y a meditar
El ejercicio de la rana es muy fácil para los niños, es esplendido como meditación y para que aprendan a pararse y a respirar conscientemente. El objetivo consiste en estar atento y quieto como una rana y podemos explicarlo de la siguiente manera: “Es verdad que la rana es un animalito que puede dar grandes saltos pero también puede quedarse muy quieta, observando todo lo que pasa a su alrededor pero sin reaccionar de inmediato y respirando con mucha calma. Su barriga se hincha cuando entra el aire y se deshincha cuando sale el aire. Así que nos vamos a sentar y a respirar como la rana, así, la ranita no se cansa y no se deja arrastrar por todas las cositas que se le pasan por la cabeza. Durante un rato vamos a estar quietos como una rana, notando como la barriguita se abulta un poco y después se hunde otra vez.”

5. Aceptar las emociones…
¿Cuántas veces hemos dicho a nuestros hijos: «No te enfades», «Deja de llorar», «No deberías estar nervioso”? Negar sus propias emociones genera un gran problema para los niños al provocarles una lucha contra ellas y no aceptarlas. Recordemos que los niños son grandes maestros en la atención plena y la frustración, la ira o el miedo que sienten es muy real. Valida sus emociones y hazles saber que comprendes su tristeza o su enfado. Eso les ayudará a aceptarlas desde el presente.

6…Y ser conscientes de porqué tienen esas emociones y para qué les sirven
Muchos niños cuando están nerviosos, o preocupados no saben que les está ocurriendo. Explicarles síntomas de la ansiedad o del enfado como el dolor de estómago o la opresión en el pecho les ayuda mucho a entender que está ocurriendo. Un ejercicio muy bueno consiste en comparar las emociones con esos frasquitos con paisajes llenos de nieve que si los movemos parece que está nevando. Si lo agitamos se ve la tormenta de nieve, pero pronto, si nos sentamos, paramos y respiramos podemos ver como de nuevo la nieve se va asentando. Las emociones son como esa nieve que a veces se agitan pero si nos calmamos y paramos deja de nevar. En este sentido también puedes enseñarle a reconocer el origen y la utilidad de sus emociones con preguntas como: "¿De dónde viene tu enfado? ¿Cómo se siente tu cuerpo cuando estás enojado? ¿Te ayuda en algo ese enfado?" Charlar de todo esto con cariño, escuchándoles y haciéndoles pensar, les crea una visión mucho más consciente y proactiva respecto de sus emociones.

7. La gratitud
La gratitud es una gran fortaleza psicológica y además es un componente fundamental de la atención plena. Enseñar a nuestros niños a apreciar la abundancia en sus vidas en lugar de centrarse en todos los juguetes o golosinas que anhelan es un ejercicio maravilloso. Puede ser antes de comer, al acabar el día o la semana y se puede crear una especie de ritual bonito en donde los niños sean conscientes de todo lo bueno que tienen en su presente.

8. Practicar el mindfulness con tus hijos
La mejor enseñanza sobre mindfulness que puedes hacer con tus hijos es practicándola tú mismo. Vive cada momento con tus hijos (sean buenos o malos) desde el presente. Deja el móvil, el estrés del trabajo, la televisión o las preocupaciones en el cajón y vive cada momento que pasas con ellos. Incluso puedes meditar y practicarlo con ellos como un mágico momento compartido en familia


9. Prestar atención a lo que nos rodea.
Una manera fácil para que los niños practiquen la atención plena es centrarse en lo que pueden oír (u oler, saborear, tocar). Pueden ir al bosque e intentar escuchar el silencio (que no es tan silencio). O sin salir de casa, pueden prestar atención a los ruidos de los que normalmente no nos damos cuenta. Podemos también utilizar una campanita, un conjunto de campanillas o una aplicación del móvil con sonidos parecidos. Diles a tus hijos que harás el sonido, y que deben escuchar con atención hasta que ya no puedan oír el sonido (que suele ser de 30 segundos a un minuto).

10. Un libro
Para terminar, se propone un libro muy interesante, “Tranquilos y Atentos como una rana”, una guía de Eline Snel sobre cómo trabajar el mindfulness,. Práctico, concreto y muy fácil de entender para poder llevar a cabo todo lo señalado anteriormente. La solidez de su método es tal que el Ministerio de Educación de Holanda ha decidido ofrecer esta formación a los profesores que lo deseen.

Recuperado de jaimeburque.com
 

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