Convivencia Escolar

12 de octubre: Encuentro de dos mundos

Encuentro de dos Mundos o Día de la Raza, tanto el nombre del hecho histórico como lo que se debe hacer en la actualidad para conmemorarlo, generan una enorme controversia. Por un lado, hay quienes dicen que se debe celebrar el que Cristóbal Colón haya llegado a América, aun cuando él creyera que llegaba a Japón; y por otro, están quienes afirman que no hay nada que celebrar debido a los abusos y muertes que trajo consigo la llegada de Colón.

Sea cual sea la posición que se tenga frente a ésta situación, lo cierto es que corresponde a una fecha relevante para la humanidad, puesto que no solo significó el descubrimiento de un nuevo continente, sino que además confirmó que la Tierra es redonda y no plana, como creía en aquella época.

Si bien es cierto este hecho histórico es conocido por cultura general, nunca está de más recordar los acontecimientos más específicos que sucedieron en torno al Descubrimiento de América. Es nuestro propósito al compartir este breve artículo, que sintetiza lo más relevante de un hito que marca la historia de América y del mundo.

12 de octubre: Encuentro de dos mundos

El 12 de octubre se conmemora la fecha en que la expedición de Cristóbal Colón llegó a las costas de una isla americana, en 1492. El 12 de octubre se ha considerado como un día memorable porque a partir de entonces se inició el contacto entre Europa y América, que culminó con el llamado “encuentro de dos mundos”, que transforma las visiones del mundo y las vidas tanto de europeos como de americanos.

Sin embargo, el 12 de octubre de 1492 no se reveló la existencia de América. Cristóbal Colón siempre creyó que había llegado a la India sin sospechar que se había topado con el continente americano. Después de Colón, se organizaron otros viajes menores financiados por la corona española, como los de Núñez de Balboa que cruzó a pie el estrecho de Panamá y encontró el océano Pacífico (1513); y el de Francisco Hernández de Córdoba (1517) y Juan de Grijalva (1518) que recorrieron las costas mexicanas. El florentino Américo Vespucio (1451-1512) recorrió la costa norte de América del sur, los litorales de Brasil y el sur de la Patagonia, y comprobó definitivamente que a donde Colón había llegado no era la India, sino un nuevo continente al que dio su nombre: América.

La imaginación y la religión definían la idea que se tenía del mundo en el siglo XV. El mundo era plano o cúbico, poblado por monstruos o con Jerusalén en el centro. Pero paralelamente a las ideas del mundo que se extraían de la Biblia o los tratados pseudocientíficos, había navegantes portugueses y españoles y mercaderes venecianos que van ampliando el horizonte de la exploración geográfica.

Cristóbal Colón era uno de esos navegantes que tenían nociones de la redondez de la Tierra. Colón pudo confirmar esta idea cuando pudo ver el mapa de Pablo del Pozo Toscanelli, geógrafo italiano que aseguró que se podía llegar a Asia partiendo de Portugal, yendo en línea recta a través del Atlántico. Toscanelli calculó en 3000 millas marinas la distancia entre la islas Canarias y Cipango (Japón).

Desde el siglo XI, como resultado de las Cruzadas, los europeos reclamaban ciertos productos a los que se habían acostumbrado de su contacto con Oriente. Entre ellos, las especias, utilizadas para condimentar los alimentos, también algunas plantas de uso medicinal. La ruta para llevar esos productos a Europa era conocida como la de las especias; partía del Océano Índico, llegaba al Golfo Pérsico y de ahí se trasladaba a Alejandría, Antioquía y Constantinopla (hoy Estambul), ciudad que servía enlace entre Oriente y Occidente y a través de la cual se hacían importantes transacciones comerciales. Cuando en 1453 cayó Constantinopla en poder de los turcos, la comunicación entre Europa y Asia quedó cortada y entre los europeos surgió la necesidad urgente de encontrar otras rutas hacia las riquezas comerciales de Oriente.

Sin embargo, la empresa de llegar a Asia tardó bastante, debido al atraso de la ciencia geográfica, los elementales instrumentos marítimos y el primitivo estado de la técnica naviera. Pero en el Renacimiento hubo adelantos en materia científica (como la brújula y el astrolabio) y de barcos más seguros (carabelas) que permitieron que los navegantes se aventuraran cada vez más lejos. A estos adelantos científicos y técnicos se sumó la nueva mentalidad del hombre renacentista.

Los primeros en iniciar la búsqueda de una ruta para llegar a Asia fueron los portugueses. Los descubrimientos portugueses en África y Asia realizados partir de la segunda mitad del siglo XV, constituyeron una escuela en las arte de la navegación para muchos capitanes y hombres de mar. En 1498, Bartolomé Díaz abrió la ruta por el Índico a través del Cabo de Buena Esperanza.

Otros navegantes creían que para llegar a Oriente había un camino más directo atravesando el océano Atlántico. Estos viajes fueron encabezados por el navegante genovés Cristóbal Colón y financiados por la corona española.

Primer viaje

El 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón partió del Puerto de Palos, en Huelva, en la costa de Andalucía, con dos carabelas (La Niña y La Pinta) una nave (La Santa María), y una tripulación de unos 120 hombres. Los hermanos Martín y Vicente Pinzón tomaron el comando de las dos carabelas y Colón dirigió la nave. Navegaron por la costa africana hasta las islas Canarias y de allí partieron al oeste. Al pasar de los días, la desesperación de no saber cuándo ni cómo llegarían a su destino provocó un amotinamiento que Colón calmó prometiendo que si en tres días no avistaban tierra regresarían a España.

El 12 de octubre de 1492, a las 2:00 am, después de 72 días de navegación, el marinero Rodrigo de Triana divisó tierra firme. Cristóbal Colón y su expedición llegaron a la isla que los nativos llamaban Gunahaní, y que Colón bautizó como San Salvador, ubicada en el archipiélago de las Lucayas o Bahamas. Inmediatamente comenzó a explorar la zona y pronto llegó a la actual Cuba, a la que Colón llamó Juana. El almirante Colón estaba convencido de haber llegado a las Indias Orientales y por eso llamó “indios” a sus habitantes. Además, con la idea fija de que estaba en Catay, Colón se dio a la tarea de buscar la residencia del Gran Khan, por lo que recorrió parte del norte de Cuba en dirección poniente y llegó a la isla que hoy es de Haití y de la República Dominicana, a la que bautizó como La Española. En este sitio, Colón construyó un fuerte con los restos de la Santa María, que se había estrellado contra un arrecife y naufragado. Ese refugio se llamó Navidad y fue el primer asentamiento español en América.

El 16 de enero de 1493, Cristóbal Colón regresó a España con las dos carabelas que le quedaban, dejando 40 hombres en el fuerte Navidad. En Barcelona, los Reyes Católicos recibieron solemnemente al Almirante, quien llegó mostrando seis aborígenes, algunos frutos exóticos, como la piña, papagayos y algo de oro. El éxito y fama de la empresa expedicionaria de Colón le permitió obtener el financiamiento para un segundo viaje.

Segundo viaje

El 25 de septiembre de 1493, Colón zarpó del puerto de Cádiz, España, al mando de 17 barcos y 1200 hombres. Cuarenta días más tarde descubrió las Antillas y la isla de Puerto Rico, que llamó San Juan. Cuando llegó a La Española y se encontró que los hombres que había dejado habían sido muertos y el fuerte destruido, debido a graves conflictos con los indígenas. Colón fundó otro asentamiento, llamado Isabela en honor de la reina de España. Aquí comenzó la labor evangelizadora. La falta de víveres y las enfermedades hicieron estragos entre los españoles y parte de la expedición se regresó debilitada y enferma a España en 12 barcos. Colón siguió explorando el mar de las Antillas con apenas tres carabelas. A pesar de sus esfuerzos de encontrar China o Japón, sólo se topó con otra isla (Jamaica). Cuando regresó a Isabela se encontró con que los hombres que había dejado se mataban entre sí por rencillas internas y obligaban a los indios a entregarles oro. Además, supo que en España los hombres que habían regresado lo acusaban de pésimo administrador, tirano e inepto. Ante estas noticias, Colón regresó a España a presentar su defensa ante los reyes católicos, que lo recibieron fríamente.

Mientras tanto, en La Española las minas comenzaron a producir oro en abundancia, bajo la supervisión de Bartolomé Colón, hermano del almirante.

Tercer viaje

El 30 mayo de 1498, Colón partió de España con 6 naves y el 31 de julio llegó a Trinidad. De ahí pasó a las costas de Venezuela, sin saber que se encontró con tierra continental. Después descubrió las islas de Tobago y Granada, Margaritas y Cubaga. Colón decidió regresar a La Española, que se había quedado bajo la dirección de sus dos hermanos (Bartolomé y Diego), y encontró problemas causados por sublevaciones en contra de la autoridad de sus hermanos y la ansiedad de encontrar oro. Colón quiso someter a los españoles sublevados y ahorcó a varios, con lo cual sólo aumentó las rebeliones. Francisco de Bobadilla, enviado por los reyes, llegó a La Española en 1500 y cuando vio los métodos represivos de Colón y sus hermanos, los arrestó y los mandó encadenados a España.

Cuarto viaje

En consideración a sus servicios, la corona retiró los cargos contra Colón pero no volvió a recuperar ni la confianza ni la ayuda de la reina y sus cortesanos. Con muchos trabajos, en abril de 1502 Colón volvió a embarcarse con cuatro carabelas para ir en la búsqueda del tesoro del Gran Khan. Esta vez costeó Centroamérica: recorrió Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Estuvo a punto de tocar Yucatán pero no lo hizo. Tempestades destruyeron sus naves y solo con mucho trabajo consiguió regresar a Jamaica. Allí fue rescatado muy enfermo y devuelto a España en 1504, donde murió en el olvido dos años más tarde.

Cristóbal Colón

No se sabe con certeza dónde nació Cristóbal Colón, aunque se cree que en Génova, Italia. Sin embargo, hay versiones que dicen que era francés, catalán y hasta griego. Lo que sí se sabe es que nació a finales de 1451, hijo de un comerciante de sedas y tejedor. Desde muy joven, Colón se interesó en la navegación, empezó a trabajar como grumete de barco, conoció los mapas que circulaban en su época, y leyó la historia de los viajes de Marco Polo a Oriente.

En 1477 vivía en Lisboa, Portugal, donde se casó y nació su hijo, Diego. Desde entonces y hasta 1482 realizó viajes comerciales a Inglaterra, Islandia y Guinea. En 1484 concibió la “Empresa de las indias”, es decir, su idea de llegar a las Indias Orientales atravesando el Atlántico. Entonces, intentó convencer al rey Juan de Portugal para que apoyara su plan pero fue rechazado. En busca de quien le financiara su proyecto, y recién fallecida su esposa, se dirigió a España en 1485. Colón llegó al convento de la Rábida y allí propuso su proyecto de viajar a las Indias Orientales. Uno de los monjes se interesó y consiguió que Colón hiciera su propuesta a los reyes católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. En 1486, una junta de expertos de la corte rechazó su proyecto.

En 1488 se volvió a casar y tuvo a su segundo hijo, Fernando. Colón siguió insistiendo en su proyecto de navegación para llegar a Asia y finalmente logró convencer a los reyes que lo apoyaran. El 17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe que dieron a Cristóbal Colón el título de almirante de la expedición, virrey de las tierras que conquistara y el beneficio del 10% de las riquezas que pudiera traer a España.

Colón perdió su prestigio y cuando murió su protectora, la reina Isabel, fue totalmente marginado por el rey Fernando. Colón murió olvidado, triste y enfermo, en un humilde albergue en Valladolid, el 21 de mayo de 1506, al lado de sus dos hijos y de dos fieles marinos.

En 1544, sus cenizas fueron trasladadas a Santo Domingo y desde 1796 reposan en la catedral de La Habana, en Cuba, aunque la catedral Sevilla disputa también el honor de contar con los restos del Almirante.

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