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5 características de una evaluación auténtica

4 Diciembre, 2017

5 características de una evaluación auténtica En este artículo revisaremos en  solo cinco claves en qué consiste la evaluación auténtica. Frey, Schmitt y Allen (2012) realizaron un meta-análisis sobre las definiciones de evaluación auténtica realizadas por cuarenta y siete autores. Así, a partir de este estudio la evaluación auténtica se puede definir a partir de cinco características esenciales: 5 características de una evaluación auténtica La importancia del contexto La evaluación auténtica no puede darse si no se enfocan las actividades que se evalúan desde el punto de vista del contexto. Así, estas actividades han de plantearse en contextos realistas y cercanos al alumnado. Este realismo, acerca los conocimientos, las destrezas y las actitudes implícitas en los objetos de aprendizaje a aplicaciones de la vida diaria, en contextos personales, académicos, familiares o sociales. Y a su vez, enfocar las actividades con este planteamiento, provoca que estas actividades o tareas sean complejas desde el punto de vista cognitivo. Implican en muchas ocasiones tipos de pensamiento analítico, crítico y creativo para la solución de problemas o la toma de decisiones en colaboración con otros. Es lo que Wiggins (1998) denomina tareas auténticas. A continuación un ejemplo de actividad de evaluación que va desde un planteamiento no auténtico a un diseño auténtico. 5 características de una evaluación auténtica El papel del estudiante: evaluación formativa Obviamente, desaprovechar una tarea de estas características para mejorar el aprendizaje que demuestra el alumnado (y también mejorar la enseñanza), es una lástima. Así que, otra de las características es que el cómo aprende un estudiante está en el foco de la mejora: ha de poder aprender en el propio proceso de la tarea y con la evaluación que se haga de los aprendizajes que demuestra. El docente centra su labor en proporcionar la retroalimentación necesaria, se introducen mejoras en el propio proceso o incluso en el producto elaborado por el alumnado. No se acaba la tarea tal como esté,  y a partir de aquí se premia o sanciona el aprendizaje demostrado. No interesa evaluar para dar una calificación, sino porque el proceso de evaluación mismo se convierte también en un catalizador de nuevos aprendizajes o de refuerzo de aquellos que todavía no están consolidados. Las bases para la calificación de los aprendizajes Por último, las bases para establecer una calificación de los aprendizajes se centran en dos aspectos fundamentales: 1) Los estudiantes conocen de antemano los criterios de desempeño por los cuales van a ser evaluados, e incluso son partícipes de su desarrollo. La evaluación se convierte en un proceso público, participativo y transparente. 2) Se utilizan varios criterios de evaluación (o metas o indicadores de logro) que por otra parte han de corresponderse o han de estar presentes en la tarea o actividad (compleja). Estos dos últimos puntos llevan casi siempre a asociar la evaluación auténtica al uso de rúbricas. Aunque bien se podrían utilizar también instrumentos de recogida de evidencias del aprendizaje, como un portafolio, y emplear diversos tipos de instrumentos de evaluación que permitan la valoración de los aprendizajes de estas evidencias, de la mejor forma posible. Tanto es así, que el enfoque ideal es utilizar diversidad de instrumentos en contextos o actividades realistas (o auténticas). Fuente: Cortés De las Heras, J. (30 de octubre de 2016). 5 característica de una evaluación auténtica [Mensaje en un blog]. Recuperado de https://revoluacion.blogspot.com/search?q=auténtica

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