Inclusión

5 consejos para trabajar con niños con autismo

Para poder avanzar hacia una cultura escolar más inclusiva, que responda efectivamente a la diversidad, es necesario, además de potenciar las condiciones que favorecen los procesos educativos en la escuela común, identificar las barreras que existen en el propio sistema educativo para el aprendizaje y participación de todos y de todas. En este sentido, la responsabilidad profesional de los profesores y profesoras es crucial, dado que es necesario que continuamente se doten de herramientas para trabajar con sus estudiantes, tengan las características que tengan.

En el contexto actual, es frecuente encontrarse en las salas de clases con estudiantes que presentan algún trastorno del espectro autista (TEA). Estos se encuadran dentro de los trastornos del neurodesarrollo y se caracterizan por las alteraciones relacionadas con la comunicación y la interacción social, así como por presentar intereses fijos y conductas repetitivas. Hace unos años se diferenciaban distintos tipos de autismo, pero ahora se tiende a considerarlos en su conjunto y distinguirlos en función de su gravedad y de las habilidades a las que afectan. Partiendo de esa base, lo que se valora es, sobre todo, si hay discapacidad intelectual porque muchas personas con TEA tienen problemas en esta área. También se evalúa si existen problemas del lenguaje y si hay una afección médica asociada. No obstante, en muchos casos se sigue hablando de síndrome de Asperger para referirse a aquellas personas con TEA "con nivel intelectual alto", pero con rasgos distintivos como una escasa interacción social con los iguales.

El autismo en un sentido estricto es sólo un conjunto de síntomas que se define por la conducta, por lo tanto no puede ser considerado una “enfermedad”. Puede estar asociado a muy diversos trastornos neurobiológicos y a niveles intelectuales muy variados. Estas características de los estudiantes representan un reto para profesores y profesoras, quienes pueden tomar estos 5 consejos para enfrentar mejor este desafío.

1.   Proporcionarles una agenda que anticipe todo lo que va a ocurrir en los próximos 45-60 minutos
Los alumnos con autismo son extremadamente organizados y no son capaces de digerir bien los cambios improvisados en su planificación. Por ello, es recomendable que tengan una agenda perfectamente estructurada, de forma que puedan prepararse y mentalizarse de todo lo que va a ocurrir a continuación. En estos casos, es recomendable que el docente se coordine con la familia para así establecer en conjunto un calendario preciso; de este modo, el alumno podrá predecir las situaciones y controlar su conducta.

2.   Evitar, en la medida de lo posible, estímulos sonoros
Es posible que tengan hipersensibilidad sensorial y asocien determinados estímulos sonoros como signos estresantes, por lo que cabe la posibilidad de que, en presencia de ciertos sonidos como los ‘listening’ en Inglés o las canciones en asignaturas como Música, se tapen los oídos. Sería recomendable evitar al máximo este tipo de estímulos que pueden ser molestos para ellos.

3.   Establecer un momento ‘de saludo’
Según relata Víctor Alcolea, terapeuta ocupacional de un centro especializado en Cáceres, se puede aprovechar este momento para practicar con los alumnos funciones declarativas tales como ofrecer o pedir algo, y también normas de cortesía a la hora de saludar a sus compañeros. Uno de los problemas que sufren los niños con autismo es que ven mermadas sus habilidades sociales, por lo que ensayarlas en el aula puede suponer un gran cambio en sus vidas.

4.   Trabajos en mesa repetitivos
Es de vital importancia que las tareas que realicen en sus pupitres siempre estén estructuradas de la misma forma. Es decir, si durante el horario de clase el alumno se ha acostumbrado a realizar primero tareas de Matemáticas, después de Lengua Castellana y por último de Inglés, es muy importante que siga siempre este orden, ya que alterarlo le va a conducir a sentirse descolocado. Además, deben primar los elementos visuales por encima de los textuales, por lo que está indicado utilizar materiales como pictogramas, puzzles e incluso plastilinas, con las que pueda experimentar sensorialmente.
 

5.   El docente debe adaptarse al alumno y no al revés
Con los niños con TEA, el clásico método de enseñanza basado en el ensayo-error no funciona. El docente debe tomar los intereses y las curiosidades del propio alumno como punto de partida para su educación. Es recomendable que el docente se limite a proporcionarle todos los materiales y recursos que necesite para la realización de las tareas, y luego ir retirándoselos poco a poco, nunca bruscamente. Siempre hay que tener en cuenta, como indica el primer consejo, que su adaptabilidad a los cambios es baja.

No obstante, es muy importante contar con que existen diferentes tipos y grados de autismo, por lo que desde el aula siempre hay que evaluar cuáles son las características del o de los alumnos que padezcan este trastorno para así adaptar los métodos a su ritmo de aprendizaje.

EDUCACIÓN 3.0 (2019) 5 consejos para trabajar con niños con autismo. Sitio web Educación 3.0. Sección Noticias. Recuperado de educaciontrespuntocero

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