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El agrupamiento como estrategia organizativa y de aprendizaje
8 Abril, 2019
El agrupamiento como estrategia organizativa y de aprendizaje
Uno de los recursos que permite aportar diversidad en la forma de trabajar en el aula es el agrupamiento de los estudiantes, lo que favorece que interaccionen de forma diferente y con compañeros distintos. Así, es probable que ofrezcamos a todos los estudiantes la oportunidad de trabajar y participar según sus preferencias, intereses y potencial: escuchar, hablar ante un grupo grande, hablar en grupo pequeño, hacer las tareas personales, trabajar con un amigo o con un grupo de compañeros. Por una parte, es importante que los estudiantes aprendan y sepan socializar y trabajar en diferentes agrupamientos; pero, lo más importante es que, a través de esta variedad de formatos, se puede responder a las necesidades de todos los estudiantes. Algunas reglas para trabajar en grupos- Identificar los puntos fuertes o especialidades de cada componente del grupo.
- Definir los objetivos o tarea final a lograr entre todo el grupo.
- Determinar el tiempo de trabajo y hacer una planificación temporal.
- Establecer claramente las reglas y organización del grupo.
- Establecer la forma de trabajo como equipo dentro de cada grupo.
- Distribuir las responsabilidades individuales de cada miembro del grupo.
- Gran grupo: O grupo de clase. Todos los estudiantes participan en la actividad como un solo grupo.
- Individual: Todos los estudiantes tienen que realizar tareas que les supone enfrentarse de forma personal con la misma y llevarla a cabo independientemente o con apoyo de la maestra, sea ésta común a la de sus compañeros o se trate de una actividad individualizada, para que ese estudiante logre un aprendizaje específico.
- Grupos: La clase se divide en pequeños grupos, de diferente tamaño o naturaleza en función del objetivo que se pretenda lograr con él. En cuanto al número de componentes, es preferible que cada grupo lo formen entre 2 y 6 miembros, para asegurar que todos tengan la oportunidad de participar activamente. Cuando los integrantes no tienen experiencia en trabajo cooperativo, el tiempo es corto o los materiales escasos, se recomienda que el grupo lo compongan 3 o 4 personas.
Grupos afines: Para realizar ciertas tareas, se puede dividir la clase en grupos afines en función de su nivel de conocimientos previos, intereses o capacidades, de tal forma que se pueda asignar a cada grupo tareas en las que todos puedan aportar y aprender. Cada grupo tendrá que desarrollar tareas y llegar a un resultado diferente en función de lo que ya saben y lo que pueden aprender. Deberían tener un reto adecuado a sus necesidades y posibilidades.
Por ejemplo: Cuando se estudie el tema del Sistema Solar, la clase puede dividirse en grupos de cuatro o cinco personas. Todos tendrán que trabajar sobre este contenido: sus nombres, orden, tamaño; buscar imágenes, dibujarlos, hacer un mural del sistema o un móvil poniendo los nombres a cada uno de los planetas,. Otros podrán trabajar sobre lo que ya saben pero añadiendo profundidad y complejidad en el tema: historia de cada planeta, su descubrimiento, tamaño, composición, distancia, órbita. Cada grupo puede tener una tarea adecuada a sus capacidades, y exigirles un esfuerzo adecuado a sus conocimientos previos y capacidades.
Cuando se trabaja sobre una destreza específica (por ejemplo, en el área de Matemáticas, la multiplicación), se recomienda la formación de grupos homogéneos.
Grupos heterogéneos: Otra forma de agrupamiento consiste en crear equipos en los que haya estudiantes con diferentes capacidades, desde aprendices a expertos en un tema o con diferentes niveles de habilidad. Estos equipos pueden realizar tareas en común, de tal manera que aprendan a organizarse, compartir conocimientos y capacidades y llegar a un buen resultado común.
Según las actividades a realizar, es importante comprobar o garantizar que dentro del trabajo del grupo se asignen diferentes tareas o preguntas que supongan un reto o estímulo adecuado a los distintos niveles de capacidad que hay dentro del grupo, para que todos tengan la oportunidad de contribuir con su respuesta o trabajo.
Estos grupos pueden ser estables para que aprendan a trabajar juntos, pero también es interesante hacer grupos heterogéneos nuevos para que los estudiantes puedan conocer y trabajar con diferentes compañeros, tratando de que vayan rotando y que participen en el equipo compañeros con diferentes capacidades o niveles de aprendizaje. Este tipo de grupo es muy recomendable cuando se trabaja en objetivos relacionados con la solución de problemas y/o aprendizaje de conceptos básicos.
Para formar los grupos heterogéneos puede utilizarse la selección al azar. Otra fórmula consiste en hacer un listado de los estudiantes en función de su nivel de competencia respecto del tema que se va a trabajar. Una vez hecha la lista, componer los grupos de forma que, en todos ellos, haya estudiantes con todos los niveles de habilidad. Un ejemplo más elaborado, lo aporta Silversides (en Kagan, 1992 y Gregory y Chapman, 2002), utilizando un sistema de círculos concéntricos, en el que se incluyen los nombres de los estudiantes según su nivel de destrezas o competencias en un tema, materia o tipo de actividad. Los grupos se pueden formar seleccionando estudiantes de todos los círculos, rotando en esta distribución para fomentar la interacción entre todos los componentes de la clase.
Por ejemplo: Sistema de círculos concéntricos. Sheila Silversides
Grupos de interés: El aprendizaje es más fácil y la atención se mantiene por más tiempo cuando los estudiantes están interesados en lo que están aprendiendo.
Otra opción a poner en práctica supondría permitir trabajar en grupos de interés común. Varios estudiantes pueden tener interés en una temática o en un aspecto de un tema, por lo que permitir esta forma de agrupamiento puede responder mejor a sus intereses, y determinaría que el estudiante se implicara más en el aprendizaje. Poder buscar información, hablar sobre el tema, discutir, indagar. Hacer actividades, preparar otras para compartir con sus compañeros su interés y descubrimientos pueden suponer retos o desafíos para implicarles en el estudio de esos temas.
Tutoría entre pares Los estudiantes pueden ayudarse unos a otros en tareas específicas. De esta manera el que tutoriza aprende y asume una responsabilidad para con el otro. Esto le exige organizar su conocimiento y ponerlo al servicio de la otra persona para transmitírselo, lo que supone un proceso mental de tipo superior para organizar la información. El alumno tutorizado también se beneficia de una enseñanza individualizada por parte de un compañero, entre iguales, con lenguajes y referentes comunes, más próximos a veces que los que utiliza el docente en sus explicaciones. Mastropieri y Scruggs (1993, citado en Jarrett, 1999, 8) señalan que el aprendizaje por pares tiene un efecto positivo en los estudiantes con discapacidad en el aula inclusiva, por la cercanía del tutor quien, a su vez, se beneficia al reorganizar el conocimiento para explicárselo a su compañero, y de la satisfacción de ejercer una responsabilidad como tutor, al poder enseñar a otro. Mentores Una variante es la tutoría o apoyo por parte de estudiantes de edad o clases superiores, a los que se les asigna la responsabilidad de apoyar, en alguna temática que les es familiar o en la que tienen buenas capacidades, a estudiantes de clases en cursos inferiores, de manera que los mayores tengan la oportunidad de ayudar o compartir sus conocimientos con los más pequeños. La situación de aprendizaje se ve enriquecida por la interacción social en pares o en grupos de diferentes edades, y de la aportación de perspectivas diferentes En general, esta estrategia ha resultado ser muy interesante en matemáticas, lenguaje, informática, resolución de problemas y proyectos cooperativos a realizar entre profesores y con alumnos de diferentes clases. Fuente.