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Educar en la paciencia y la incertidumbre hará que los niños tengan una madurez más feliz

Para contextualizar el artículo de actualidad que compartimos, cabe recordar qué es la incertidumbre. Se entiende como una expresión que manifiesta el grado de desconocimiento acerca de una condición futura, pudiendo implicar una previsibilidad imperfecta de los hechos, es decir, un evento en el que no se conoce la probabilidad de que ocurra determinada situación. La incertidumbre puede ser derivada de la ausencia de información, o bien por desacuerdo acerca de la información con que se cuenta, implicando la incertidumbre cierto grado de desconocimiento. Etimológicamente está conformada por el prefijo in (negación) y certus (cierto), por lo que se define como la carencia de un conocimiento certero, la duda o falta de certeza sobre algo que nos inquieta.

Por su parte, la paciencia es la capacidad de soportar con resignación infortunios, trabajos, ofensas, etcétera, sin lamentarse. Según el filósofo y científico Aristóteles, la paciencia es aquella que permite al individuo sobreponerse a las emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones. La paciencia suele vincularse a la personalidad madura, educada y humana, ya que faculta al ser humano a ser atento, saber escuchar, hablar y ser cuidadoso en cada una de las acciones y decisiones a tomar. También se entiende la paciencia como la capacidad que posee el individuo para enfrentar las adversidades con tenacidad y sin lamentaciones. Del mismo modo, se refiere a la entrega y sosiego en las cosas que se desean mucho. Representa la capacidad de aprender a esperar por alguien o por algo. Por otra parte, el acto de ser paciente significa ser perseverante en relación a algo que no tiene una data para concretizarse.

El gran problema de la autorregulación

Por todas estas razones y alguna más, las cohortes de niños actuales son las que más dificultades de autorregulación tienen desde que disponemos de estadísticas.

Así las cosas, las habilidades de autorregulación han de incluirse en el listado de habilidades en las que educar a nuestros hijos. Si las incluimos, estaremos educando niños con un desarrollo equilibrado entre sus habilidades cognitivas, emocionales y sociales. Estaremos enseñándoles a gestionar la espera, los turnos, el tiempo (planificar), la incertidumbre, la frustración. A mantener la atención sostenida, el esfuerzo (perseverar/resiliencia), a ser respetuosos y responsables.

La evidencia científica disponible confirma que las habilidades de autorregulación son esenciales para que los niños logren un desarrollo cognitivo, emocional y social adecuado que optimice su bienestar a lo largo de la vida, mejore su rendimiento académico, empleabilidad y salud.

Reducir el abandono escolar

Son numerosos los estudios que demuestran que intervenciones educativas que lograron mejorar estas habilidades en niños de menos de 10 años de edad lograron reducir el abandono educativo temprano, mejorar la tasa de graduación de estudios superiores, el bienestar y estabilidad en su vida personal, sus salarios, etc.

En este contexto nace el proyecto Educar para Ser, desarrollado desde la Universidad de Murcia, con el objetivo de llevar a la escuela y a las casas las buenas prácticas avaladas científicamente para estimular el desarrollo de las habilidades de autorregulación desde la más temprana edad hasta el final de la Educación Secundaria.

Educar para Ser interviene desde edades tempranas y de forma sostenida en el tiempo para evitar que las dificultades de autorregulación iniciales se acentúen, con el consiguiente beneficio en reducción de problemas emocionales y de conducta y, por tanto, con la mejora en rendimiento académico.

Delincuencia y adicciones

A medio y largo plazo esperamos, de acuerdo con la evidencia disponible, una menor tasa de abandono educativo prematuro, menos problemas de delincuencia o de adicción a sustancias estupefacientes, mayor tasa de finalización de estudios superiores, menores episodios de desempleo y de menor duración media, mayores salarios, mejores ocupaciones, mejor alimentación y salud.

Educar para Ser está presente en tres países y cuatro comunidades autónomas españolas. En concreto, formamos a 42 colegios en la Comunidad de Madrid, colegios en La Rioja, en la Comunidad Valenciana, Argentina, Costa Rica y Florida (EE.UU.). En conjunto, trabajamos con más de 19 000 niños y niñas de múltiples perfiles de neurodesarrollo con un único objetivo: mejorar su bienestar presente y futuro.

Al formar a los maestros de un centro educativo en las buenas prácticas que conducen a la estimulación de las habilidades de autorregulación estamos contribuyendo no solo al desarrollo cognitivo, emocional y social de todos los estudiantes, sino especialmente de aquellos con más dificultades de autorregulación como consecuencia del contexto en el que viven o de su perfil de neurodesarrollo.

Las evaluaciones realizadas permiten confirmar que Educar para Ser ha logrado una mejora promedio de al menos el 8 % por curso en las habilidades de autorregulación de niños de entre 4 y 8 años. Los beneficios de participar en el programa son mayores cuanto más tiempo permanece el estudiante en él. Asimismo, los beneficios son mayores para los estudiantes con más problemas iniciales de autorregulación (exclusión social, dificultades de aprendizaje, altas capacidades y necesidades educativas especiales).

Méndez, Ildefonso (2021) Educar en la paciencia y la incertidumbre hará que los niños tengan una madurez más feliz. Diario Digital El Mostrador. Sección Agenda País. Chile. Recuperado de elmostrador

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