Cómo hacer un relatograma
El recurso didáctico que compartimos en esta oportunidad corresponde a un documento que entrega pasos y sugerencias para poder planificar la elaboración de relatogramas. Corresponde a una guía publicada por el Instituto de Tecnologías Educativas del Profesorado, de España y como ya señalamos, ayuda a planificar la elaboración de relatos mezclando imágenes y textos para documentar determinados sucesos. Aunque documentar con dibujos y palabras no es nada nuevo, con los avances tecnológicos dejó de ser una práctica de primer orden. Entonces, ¿cómo se explica su proliferación en nuestro contexto cercano en plena era digital? Esta guía nos acerca a una forma posible y concreta de hacer relatos gráficos, definiéndolos como narraciones visuales que contienen dibujos y palabras y registran una situación donde hay gente haciendo, explicando o compartiendo cosas. Se hacen en directo, mientras todo pasa. El concepto de relatograma surge de la suma de dos ideas: la del relato, storytelling o construcción de una historia y el diagrama como una forma no lineal de espacializar ideas.
Es muy posible que si alguien nos pide que documentemos una actividad, recurramos al celular, hacer fotos o videos y probablemente después compartir en redes sociales. Algo que ahora hemos normalizado, no siempre fue tan accesible, masivo e inmediato. Antes de que la fotografía o el video estuviesen tan a mano, incluso antes de que las cámaras existiesen, la necesidad de documentar y compartir información ya existía. ¿Cómo se hacía? La respuesta pasaba por las manos, por la vista y por la escucha. Se documentaba dibujando y haciendo anotaciones. Lo hacían personas dedicadas a la botánica, la arquitectura, el diseño, la arqueología. También se ilustraban sucesos y noticias en los periódicos, y se dibujaba en los juicios, para reflejar lo que en ellos ocurría. Con el tiempo, los medios técnicos y sus posibilidades han dejado al dibujo y al trazo algo apartados.
Lo importante del relato gráfico es que se entienda la situación, que se pueda identificar si las personas son jóvenes o no, si hay diversidad, si están cómodas, si hay jerarquías, quién habla más, qué sensibilidades se manejan, desde dónde hablan o en calidad de qué, en qué espacios físicos están, etc. Podríamos decir que con la foto o el video enfocamos una escena, un momento que sucede frente a nosotros, mientras que el relato gráfico nos permite incluirnos en la escena, desenfocar, destacar detalles, dar voz a lo secundario, sabiendo que lo más interesante que podemos hacer es además de registrar lo que se ve y se dice, también lo que no se ve y no se dice. Porque la potencia de esta documentación tiene que ver con contar cómo pasan las cosas, sabiendo que mientras las cosas pasan, también “nos pasan cosas”: las emociones, los desacuerdos, las dudas, los chascarros, los imprevistos. Ahora que es tan fácil hacer una foto o un video y compartirlo, estaría bien preguntarse qué y cómo miramos. Observar y documentar de forma más consciente es de lo que esta guía se propone hablar.
Carla Boserman (2019). La aventura de aprender: cómo hacer un relatograma. La Aventura de Aprender. Sección Guías. Gobierno de España. Recuperado de laaventuradeaprender.intef