Aprendizaje

¿Cómo preparar a los estudiantes para el siglo XXI?

El crecimiento y la estabilidad futuros de nuestra economía global dependen de la capacidad de los sistemas educativos del mundo de preparar a todos los alumnos para que tengan oportunidades laborales y ayudarlos a alcanzar niveles de logros más altos. Sin embargo, pese a los numerosos esfuerzos por mejorar los estándares educativos, los sistemas escolares del mundo luchan por satisfacer las demandas de los alumnos y empleadores del siglo XXI.


Tanto en países desarrollados como en desarrollo, los jóvenes dependen cada vez más de las tecnologías de redes sociales para conectarse, colaborar, aprender y crear; y los empleadores comienzan a buscar nuevas habilidades para incrementar su competitividad en un mercado global. Mientras tanto, la educación ha experimentado un cambio menor. Con pocas excepciones, los sistemas escolares aún tienen que modificar la forma en la que operan para reflejar las tendencias y las tecnologías actuales.


La complejidad de este desafío demanda una respuesta enérgica y oportuna, una solución global que permita a los países más pobres superar las etapas costosas en el desarrollo y la expansión de sus sistemas educativos, al mismo tiempo que permita que las escuelas en todo el mundo incorporen las habilidades del siglo XXI en los exigentes planes de estudio. Los enfoques incrementales y evolutivos no han funcionado para la mayoría de los alumnos o países, lo que se requiere es un liderazgo extraordinario y una transformación integral de los sistemas educativos.

Este informe propone un nuevo enfoque orientado por un plan de acción integral de la reforma curricular y de evaluación, estrategias para la contratación y capacitación de nuevos docentes, desarrollo de liderazgo e integración de tecnologías de colaboración. Será facilitado por docentes excepcionales y respaldado por tecnologías que permitan que las personas puedan crear, adaptar y compartir contenidos. Los alumnos realizarán tareas interdisciplinarias basadas en proyectos que fomenten la innovación y la
colaboración intercultural y aplicarán su conocimiento y creatividad para resolver problemas del mundo real.


Aunque la visión es mundial, el camino hacia la educación del siglo XXI requiere un recorrido local; uno que reconozca y responda a los desafíos y las oportunidades específicos. La meta final es la mejora sistemática de la calidad y el acceso a la educación en todo el mundo.

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