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Cómo prevenir el burnout o estrés docente

9 Diciembre, 2019

El Burnout o síndrome del “trabajador quemado” o desgaste profesional, fue descrito por primera vez a mediados de los años 70 por el psiquiatra Herbert Freudenberger tras sus observaciones en una clínica de toxicómanos donde prestaba servicios. Freudenberger observó que la mayoría de los trabajadores de dicha clínica tenían una pérdida progresiva de energía, desmotivación por el trabajo y algunos síntomas característicos de ansiedad y depresión. Posteriormente, la psicóloga Cristina Maslach empleó el termino burnout para referirse a una sobrecarga emocional, y lo definió como “síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal que puede ocurrir entre individuos cuyo trabajo implica atención o ayuda a personas”.

Actualmente entendemos el síndrome de burnout como una respuesta de estrés laboral crónico (la persona se percibe impotente y desbordaba para hacer frente a los problemas que se presentan en su trabajo). Dicha respuesta está compuesta por pensamientos, emociones y actitudes negativas hacia el trabajo; hacia las personas con las que se relaciona el trabajador/a en su puesto; hacia los clientes o incluso hacia su propio rol. Una de las principales características de este fenómeno es que suele producirse en profesiones que uno ha elegido libremente, es decir, suelen ser más vocacionales que obligatorias. Por lo general, los sectores más vulnerables son los relacionados con el mundo sanitario, la educación o la administración pública.  Por otra parte, los bajos sueldos, los escasos incentivos profesionales o la pérdida de prestigio social son también factores que pueden contribuir a la aparición del desgaste profesional.

Los síntomas de este síndrome pueden ser muy diversos: sentimientos de fracaso, impotencia, desamparo, frustración; problemas de concentración; ansiedad, irritabilidad, cambios de humor frecuentes;  cansancio y fatigas crónicos; problemas de sueño, cefaleas; dolores musculo esqueléticos; alteraciones gastrointestinales; taquicardias; disminución del rendimiento laboral y de la calidad del trabajo; frecuentes bajas laborales y ausencias injustificadas; dificultades de relación con compañeros de trabajo y/o receptores de los servicios profesionales. Sin embargo es un problema que se puede prevenir y aquí compartimos algunas estrategias para hacerlo.

La prevención se puede llevar a cabo desde varios puntos de vista: a nivel individual y a nivel grupal:

En el nivel individual, el empleo de estrategias de afrontamiento de control o centradas en el problema previene el desarrollo del síndrome de quemarse por el trabajo. Por el contrario, el empleo de estrategias de evitación o de escape facilita su aparición. Dentro de las técnicas y programas dirigidos a fomentar las primeras se encuentran el entrenamiento en solución de problemas, el entrenamiento de la asertividad, y del entrenamiento para el manejo eficaz del tiempo.

También pueden ser estrategias eficaces olvidar los problemas laborales al acabar el trabajo, tomar pequeños momentos de descanso durante el trabajo, y marcarse objetivos reales y factibles de conseguir.

Desarrollo de conductas que eliminen la fuente de estrés o neutralicen las consecuencias negativas del mismo. Aumentar y conservar las amistades con interacciones satisfactorias y emotivas, delegar responsabilidades, no creerse indispensable, solicitar ayuda cuando el trabajo es excesivo o cuando no se está preparado para afrontarlo, compartir los problemas laborales, las dudas y opiniones con los compañeros.

En el nivel grupal e interpersonal el empleo de estrategias de prevención e intervención pasan por fomentar por parte de los compañeros el apoyo social: los individuos obtienen nueva información, adquieren nuevas habilidades o mejoran las que ya poseen, obtienen refuerzo social y retroinformación sobre la ejecución de las tareas, y consiguen apoyo emocional, consejos, u otros tipos de ayuda.

Algunas formas de ofrecer apoyo son las siguientes: escuchar al sujeto de forma activa, dar apoyo técnico, crear necesidades y pensamiento de reto, potenciar su creatividad, ofrecer apoyo emocional, participar en la realidad social del sujeto, fomentar su autoestima valorando su autoeficacia.

En cuanto a las técnicas para prevenir este síndrome podemos decir que mayoritariamente se efectúan través de la organización y reestructuración del tiempo extralaboral. El objetivo por tanto, consiste en incrementar en el individuo una serie de recursos personales de carácter genérico.

Las más asequibles y eficaces son las siguientes:

Desarrollo de un buen estado físico (higiénico, dietético y físico).
Dieta adecuada
Apoyo social (relaciones)
Distracción y buen humor
Visión positiva
Actitud psicológica: reconocer la situación y las propias actitudes
Autoconfianza
Información adecuada

Actividades Infantil (2013) Cómo prevernir el burnout o estrés docente. Sitio web actividadesinfantil.com. Recuperado de actividadesinfantil.com

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