Convivencia Escolar
Consejos para ayudar a los niños a expresar sus emociones
El artículo hace la diferencia entre los adultos y niños, indicando que los primeros aprendieron a desarrollar mecanismos para enfrentar y controlar las reacciones a sus emociones, sin embargo, los niños actúan de forma más espontánea y las dejan fluir. Las sugerencias que hace el artículo, tienen que ver con que ante la falta de control de emociones en los niños, los adultos tienden a intentar regular la reacción. La autora menciona las típicas frases ante una emoción, “No se llora por eso”, “Los hombres no lloran”, “Eso no es motivo para tener miedo” entre otras. Este tipo de intervenciones puede generar que los niños se priven de expresar lo que sienten, causando una serie de efectos negativos como, retraimiento, somatización, es decir que la emoción genere malestar físico, ansiedad e inseguridad.
Para ayudar a los niños, la autora invita a conversar con ellos. Además, entrega otros consejos como ayudarles a identificar su emoción y no descalificarla; nombrar y describir cada emoción; buscar algún mecanismo para poder sobrellevarla, como ejercitar la respiración. El juego de las emociones, realizar actividades divertidas donde los niños aprenden a identificar cada emoción, qué los hace felices o dónde sienten cada emoción. Hablar de las emociones a través de cuentos y películas, es una actividad donde luego de ver o escuchar, los niños pueden reflexionar en la historia y la reacción de los personajes. Ayudarle a encontrar formas sentirse mejor, sugiere crear una lista de cosas que puedan hacerles sentir bien y poder enfrentar mejor alguna emoción negativa. También sugiere ayudar a encontrar soluciones a conflictos o situaciones que experimentan los niños y que les pueda generar emociones negativas permanentes.
Cómo ayudar a nuestros hijos a identificar y expresar sus emociones
Las emociones son un estado afectivo, una reacción personal a algo que sucede en nuestro ambiente. Vienen acompañadas de cambios físicos de origen innato y se ven influidas por nuestras experiencias personales; además, cumplen una función adaptativa de nuestro organismo ante el ambiente que nos rodea.
Las emociones están con nosotros siempre. Obviamente, a medida que crecemos desarrollamos mecanismos para enfrentarlas y controlar las reacciones que nos generan, pero los más pequeños muchas veces las dejan fluir de formas mucho más espontáneas y naturales.
Una reacción natural en los padres es tratar de regular estas reacciones, sin embargo, en el camino podemos generar en los niños una represión de las mismas. Frases como: “No se llora por eso”, “Los hombres no lloran”, “Eso no es motivo para tener miedo”, “No grites que molestas a los demás” (aunque sea de felicidad), “No es para tanto”, pueden hacer que los niños empiecen a pensar que mostrar sus emociones no está bien.
Reprimir demasiado en este sentido a nuestros hijos pueden generar en ellos: retraimiento, somatización (que las emociones se reflejen en forma de malestar físico), ansiedad e inseguridad entre otras. ¿Qué podemos hacer entonces? Cosas tan sencillas como hablar con ellos o jugar, pero hay más.
- Ayudarles a identificar su emoción y no descalificarla
Si algo les ha hecho llorar desconsoladamente, podemos decirles que entendemos que se sientan así, pero que seguramente después estarán mejor y podrán platicar; darles su tiempo y no tratar de resolver el conflicto en el momento de la crisis.
Una vez que estén calmados podemos ayudarles a identificar si estaban enojados, tristes o tenían miedo y darles algunas estrategias como que respiren profundo cuando les vuelva a pasar, que traten de no gritar ni decir cosas feas hasta estar más tranquilos, porque normalmente podemos equivocarnos en lo que decimos en esos momentos de mucha emoción.
También podemos platicarles de experiencias parecidas que tuvimos de niños y cómo las resolvimos. Bajo ninguna circunstancia es bueno decirles que el motivo de su reacción no es válido, porque para ellos en ese momento sí lo fue. Después, podemos decirles que quizá su reacción fue demasiado intensa, pero que puede intentar reaccionar de forma más tranquila la próxima vez.
- El juego de las emociones
Existe un ejercicio muy divertido que he diseñado como parte de mi trabajo con los niños y consiste en pedirles que respondan estas preguntas sobre las principales emociones: felicidad, enojo, tristeza, miedo, entusiasmo, etc. Por ejemplo: '¿Cómo se siente en el cuerpo la (felicidad)?', 'Si la (felicidad) fuera un platillo, ¿qué platillo sería para ti?', 'Si fuera un color ¿qué color sería para ti?', 'Si fuera un animal, ¿qué animal sería para ti?', 'Si fuera una cosa, ¿qué cosa sería para ti?' o '¿Qué cosas te hacen sentir (feliz)?.
Es un ejercicio muy divertido, las respuestas de los niños son encantadoras y nos brindan la maravillosa oportunidad de explorar con ellos el tema de las emociones de forma divertida.
- Hablar de las emociones a través de cuentos y película
El leer un cuento o ver una película siempre nos brinda la ocasión de reflexionar en la historia y en las reacciones de los personajes. Podemos preguntarles qué emoción creen que está sintiendo el protagonista, la razón de qué se sienta así, qué opina de lo que pasó y si cree que hubiera podido reaccionar de forma diferente.
- Ayudarle a encontrar formas sentirse mejor
Otra buena idea es desarrollar con nuestros hijos una lista de cosas que les hacen sentirse bien y hacer que la tengan siempre disponible para cuando estén tristes, enojados o con miedo y darles, cuando sea el caso, ideas de posibles soluciones para resolver algún conflicto que esté generándoles de forma permanente una emoción negativa, como estar enojados con un amigo en el colegio, conseguir algo que desean, etc.
Sin duda uno de nuestros principales retos como papás y mamás es ayudar a nuestros hijos a saber identificar sus emociones, a no reprimirlas y sin embargo, poder responder adecuadamente ante ellas.
Matienzo, Gabriela (2019) Consejos Para Ayudar a Los Niños a Expresar Sus Emociones. Sitio web guiainfantil. Recuperado de
guiainfantil