El concepto de Convivencia Escolar

Los últimos datos entregados por la Agencia de Calidad de la Educación en relación a los resultados de 8° y II° Medio en Simce 2014, reconocen el fuerte impacto que tiene entre los puntajes obtenidos por los Establecimientos el factor de Convivencia Escolar, a saber: con una situación socioeconómica similar, un colegio con alta convivencia escolar y otro con baja, podrían tener hasta 42 puntos de diferencia en el Simce. Así lo explicó el secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, Carlos Henríquez. De acuerdo a lo observado anteriormente parece cobrar sentido la revisión del concepto de Convivencia Escolar como un recurso educativo trascendente en el proceso de enseñanza aprendizaje actual. Para ello, los invitamos a revisar un documento elaborado por Valoras UC, Programa de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile en conjunto con Cecilia Banz, especialista en Psicología Educacional. En este artículo podrás encontrar una redefinición del concepto de Convivencia, tomando en cuenta para ello, las políticas que en esta materia viene desarrollando el Ministerio de Educación desde hace algunos años. Esta nueva perspectiva entiende la convivencia escolar como: “la interrelación entre los diferentes miembros de un establecimiento educacional (...) No se limita a la relación entre las personas, sino que incluye las formas de interacción entre los diferentes estamentos que conforman una comunidad educativa, por lo que constituye una construcción colectiva y es responsabilidad de todos los miembros y actores educativos sin excepción” ([MINEDUC], 2002b, pp.7. A partir de este enfoque, Valoras UC nos entrega una visión clara y precisa para corroborar que la relación existente entre calidad de convivencia y calidad de aprendizajes es evidente; por lo mismo, el gran objetivo de las escuelas debe ser lograr una coexistencia de calidad, ya que esto incidirá significativamente en las condiciones de vida individual y colectiva de los estudiantes y constituirá un factor fundamental en el desarrollo de instancias que propicien aprendizaje cognitivo, mejorando logros y resultados. El artículo también aclara algunos errores tradicionales en los cuales han incurrido algunas instituciones educativas, con el propósito de incorporar a su quehacer pedagógico el concepto de Convivencia, pero sin entender cabalmente cuál es el sentido que este adquiere; a modo de ejemplo se señala que se observa la homologación o simplemente el reemplazo del término “disciplina” o “conducta” por el de “convivencia”. Lo anterior solo enfatiza el hecho de que en muchas Unidades Educativas se hacen esfuerzos por actualizar las prácticas sin que estas logren tener efectos positivos, dado que el enfoque no es el correcto. La convivencia debe entenderse, entonces, desde una mirada mucho más amplia que nos permita situarla entre los pilares fundamentales de la actividad docente, como un componente de la cultura escolar, como fenómeno cultural, como construcción realizada por todos los actores y como el modo deseable de estar juntos y de formar ciudadanos para la vida democrática.