Convivencia Escolar

Educación en valores y educación emocional: propuestas para la acción pedagógica

8 Marzo, 2020

El artículo que compartimos relaciona la educación en valores con la educación emocional, lo que supone enfatizar la idea de que la educación consiste en ofrecer respuestas desde la institución escolar a todas las dimensiones de la persona: cognitivas, conductuales y afectivas; el pensar, el hacer y el sentir. Respuestas que al parecer no se han dado en los sistemas educativos anteriores. En este artículo se plantea la necesidad de rescatar una educación en valores que no  sólo no olvide la educación emocional, sino que la explicite a través de programas de acción pedagógica cuyos objetivos se concreten en la construcción de la personalidad ética, la educación de los sentimientos y la competencia comunicacional, la adquisición de competencias éticas, la aceptación de límites y normas de convivencia, así como la gestión de las emociones y su consecuencia conductual: la autorregulación del comportamiento. La sensibilización y formación del profesorado resultará indispensable para que se plantee y desarrolle en las instituciones educativas esta innovación.

La pedagogía conforma un cuerpo de conocimientos sobre la educación, la que hasta hace poco tiempo no había prestado la debida atención al mundo de los sentimientos. Si bien es cierto que a lo largo de su historia las referencias a la importancia de la educación de los sentimientos están presentes, poco se ha profundizado en cómo planificar y regular situaciones educativas con el objetivo intencional de optimizar las dimensiones de la persona relacionadas con el mundo de las emociones, los afectos y los sentimientos. A pesar de las declaraciones de intenciones sobre la relevancia del tema, todavía queda mucho por hacer para incorporarlo de forma sistemática y oportuna en el discurso pedagógico, y mucho por saber para poder abordar la educación de forma integral. Educación integral que sólo es posible si contemplamos, junto al mundo de la razón, el mundo de las emociones y los sentimientos y el mundo de la voluntad.

El aprendizaje humano no puede explicarse sin el concurso de estos tres mundos. Éstos no deben concebirse como partes separadas y susceptibles de estudio especializado de forma individual. Deben concebirse como integrantes de la acción humana en su acepción más amplia y de la interacción social y comunicativa que, como sujetos, mantenemos con el medio y los otros. Por ello, al referirnos a la educación de la persona no podemos considerar en ella zonas duras y zonas blandas, las primeras merecedoras dignas de construcción de conocimiento, es decir de  investigación, y las segundas, zonas borrosas que debido a la dificultad que su comprensión nos plantea son analizadas y consideradas como fuente de pautas pedagógicas y educativas de una manera ingenua y con escaso fundamento. Existe una concepción ingenua sobre la educabilidad de las personas en los términos de emociones, afectos y sentimientos que dificulta la acción educativa derivada del saber pedagógico. Afortunadamente los educadores, maestros y profesores, no esperan a que el saber pedagógico o psicológico avance para decidirse a actuar, sino que también hacen uso del conocimiento derivado de la experiencia, la intuición y la imitación.

Buxarrais Estrada, María Rosa, & Martínez Martín, Miquel (2009). EDUCACIÓN EN VALORES Y EDUCACIÓN EMOCIONAL: PROPUESTAS PARA LA ACCIÓN PEDAGÓGICA. Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información, 10(2),263-275. Recuperado de redalyc.org

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