Inclusión

El autismo en la escuela desde una perspectiva de aceptación y valoración

Esta guía presenta una perspectiva en primera persona sobre el autismo, en tanto fue escrita por y para personas en el espectro autista, lo que permite conocer acerca de la neurodiversidad y la educación inclusiva. Nos estimula a identificar las fortalezas de la comunidad autista y a enfocarnos en sus potencialidades, cambiando así el modelo centrado en el déficit.


Durante las últimas décadas, las políticas públicas y las practicas pedagógicas han utilizado frecuentemente los términos inclusión o educación inclusiva, de reciente uso en América Latina, como sinónimos de integración de alumnos con discapacidad (Booth & Ainscow, 2000. p.10). Sin embargo, entendemos la necesidad de avanzar hacia una educación inclusiva como un proceso dinámico que depende del momento histórico y el entorno, permitiendo así el reconocimiento y la valoración de la diversidad como la norma. La educación inclusiva es un proceso “que ayuda a superar las barreras que limitan la presencia, la participación y los logros de los estudiantes” (UNESCO, 2021, p. 8). Implica, entonces, que el sistema educativo y las instituciones desarrollen capacidades para identificar las barreras que dificultan el aprendizaje y la participación de todos y todas, generando acciones para disminuirlas, y garantizando que todas las personas tengan la misma atención y posibilidades, independiente de sus diversidades.


El reconocimiento y la valoración de la diversidad implica procesos de visibilización que permiten disminuir algunas barreras y avanzar hacia la inclusión. Como Ministerio consideramos que un paso importante es visibilizar los aportes que hacen al sistema profesoras, profesores, educadoras de párvulos y asistentes de la educación en situación de discapacidad. Un rol fundamental de sostenedores y directivos es la sensibilización con respecto a estas temáticas, reconociendo la importancia de que
docentes y asistentes de la educación en situación de discapacidad puedan hablar en primera persona sobre procesos que involucran a estudiantes que se encuentran hoy en el sistema, ya que son referentes al momento de hablar de discapacidad desde sus propias experiencias vitales.


La educación inclusiva implica disminuir y eliminar barreras para el aprendizaje y la participación de todos y todas, lo que se facilita al involucrar a personas que comparten el contexto y vivencian dichas barreras. Implica, también, responder a la convención de los derechos de las personas con discapacidad y la demanda de “nada sobre nosotros sin nosotros”. Porque ¿quién conoce mejor las necesidades que presentan las personas con discapacidad que ellas mismas? ¿Quién entiende mejor a un o una estudiante con discapacidad que un profesor o profesora que también la experimenta?

 

 

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