El Centro Juan XXIII de Granada como modelo referente en la resolución de conflictos y mejora del clima escolar
El artículo que compartimos en esta oportunidad está destinado a aportar una experiencia real donde la mediación, ejercida bajo una óptica inclusiva, supone además de una mejora en el clima educativo, una estrategia sólida para que todos y cada uno de los miembros que componen la comunidad se sientan importantes e indispensables en la labor que tienen dentro del centro. La erradicación del conflicto ha sido una de las líneas temáticas que ha suscitado mayor interés en las investigaciones propias del campo educativo y psicológico. Sin embargo, casi todas ellas se centran en analizar sus orígenes y consecuencias una vez ya producido el suceso, estando menos presentes aquellas prácticas que comienzan a priori como estrategias para la prevención y erradicación del conflicto y la perturbación de la convivencia y del clima escolar. En este caso, la institución Juan XXIII de Granada, España, nace como respuesta a las necesidades de escolarización básica de personas insertas en tres zonas deprimidas de la ciudad.
El centro educativo estudiado está en una zona especialmente conflictiva, donde proliferan problemáticas de la convivencia con familias desestructuradas, tráfico y contrabando, enfrentamientos, inmigración, entre otros. Esas razones motivan a promover prácticas inclusivas a través del trabajo colaborativo; a generar un clima de convivencia afectivo positivo, en el que todos se sientan pertenecientes al centro y donde se valore la amistad y la creación de nexos interrelacionales, valorando la diversidad y el respeto a los demás, entre otros aspectos. Para enfrentar dichas situaciones, la dirección del centro, en colaboración con exalumnos, propusieron un programa de mediación para: potenciar la inclusión de todos los alumnos en el centro, prevenir el desarrollo de la violencia escolar, enseñar y fortalecer estrategias y habilidades que promulguen la convivencia pacífica, el bienestar común y la felicidad de toda la comunidad educativa, así como fomentar un clima socio-afectivo positivo. Se pueden llegar a conseguir estos objetivos, haciendo sentir a la comunidad educativa parte de una familia, desafiando los prejuicios sociales por los cuales se piensa que ciertos contextos educativos propenden al surgimiento de conflictos.
Así pues, el equipo de estudio se basa en experiencias propias que evidencian que aquellos centros que desarrollan prácticas inclusivas, donde se involucra a toda la comunidad educativa en la generación y conformación de una gran familia, no solamente obtienen beneficios directos para el centro educativo sino que, a su vez, generan unos valores para la vida que son indispensables en el desarrollo de cualquier sujeto, como la importancia del respeto, la solidaridad, la empatía, la cooperación, la igualdad o la fraternidad, por ejemplo. De este modo, preparar a los alumnos para la integración social y el ejercicio de una vida responsable en una sociedad libre y democrática, se ve volcado posteriormente en la sociedad, avanzando hacia el progreso en las relaciones igualitarias entre las personas y contribuyendo, por tanto, a la eliminación de las barreras que separan a unos ciudadanos de otros y que son motivaciones para la generación de la exclusión social y educativa, independientemente de las motivaciones que las originen.
Rodríguez-García, Antonio-Manuel; Sola, Tomás; López, Juan Antonio (2017). El Centro Juan XXIII de Granada como modelo referente en la resolución de conflictos y mejora del clima escolar. Revista Interacções, N° 43, PP. 97-115. Recuperado de revistas.rcaap.pt