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Estrategias de animación a la lectura

28 Marzo, 2019

Este recurso didáctico corresponde a una batería de estrategias que buscan animar a la lectura, publicado en el blog de literatura infantil y juvenil Anaya, de origen español. La animación lectora y las actividades destinadas al fomento de la lectura en general han sido consideradas como una tarea menor, dependiente de la voluntad de aquellos profesores dispuestos a dedicarle un tiempo a pesar de no estar considerado en la programación escolar. En consecuencia, las estrategias de animación y la formación lectora, que debiera ser eje central en la formación de los estudiantes, han quedado reducidas con frecuencia a actividades periféricas. Como primer paso, e incluso antes de planificar las estrategias, se debe definir y delimitar el modelo de lector que se pretende formar en los estudiantes. Se espera que sea un amante de la lectura, que entiende esta como el arte de interpretar lo que dice el texto, creando sus propias formas mentales y extrayendo de ellas el fruto del goce intelectual. Una persona que conciba la lectura como uno de los principales motores del espíritu; que profundice en las incitaciones éticas y estéticas de los libros y se enfrente a los desafíos derivados de la reflexión y la duda. Así, acostumbrado a acercarse al texto de una manera libre pero reflexiva, cada nueva lectura le proporcionará experiencias emocionales más gratificantes y le aportará mayor placer intelectual. Estas serán el mejor estímulo para seguir leyendo, disfrutar con ello e ir cimentando paulatinamente el hábito de leer. Siempre considerando la idea de que todo lector puede hacerlo mejor, puede elevar la calidad de su lectura. Este es un factor que debe ser tenido en cuenta en el momento de diseñar estrategias; siempre con la intención de ofrecer los mejores libros y, con ellos, la posibilidad de un mayor disfrute por parte de los lectores. Así pues, no se trata solo de incitar a leer, sino de formar y de orientar a los estudiantes y de capacitarlos para elegir mejor lo que merece ser leído. No solo que lean más, sino que lean mejor. De esta manera, irán asentando un criterio propio a la hora de elegir sus lecturas; la calidad de las obras demandará una determinada forma de leerlas y esta condición contribuirá también a progresar en su formación como lectores. Unida a esta idea debe ir también la de cuidar delicadamente la secuenciación de las lecturas; así, se propondrán obras cada vez más complejas y ricas, al tiempo que se propician formas de lectura cada vez más reposadas y reflexivas. Una estrategia de lectura habrá funcionado cuando la mayoría o todos los estudiantes del grupo se han implicado con buen ánimo; en estos casos, la grata experiencia resultante propiciará nuevas aproximaciones a los libros. Pero, sobre todo, la propuesta habrá funcionado cuando haya arrastrado en su corriente de entusiasmo a aquellos estudiantes a los que no les gusta la lectura. Este es el verdadero reto de todo mediador, ya sea padre, profesor o bibliotecario. Fuente.

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