La mejor educadora o educador, no es aquella o aquel que solo se preocupa por entregar diversidad y calidad de contenidos en el ámbito cognitivo, sino quien también,
apoya a quienes se encuentran dentro de nuestra aula a crecer como personas, los ayuda a reconocer valores, normas y por sobre todo les entrega disciplina la cual les ayudará a lo largo de sus vidas.
Pero
¿qué es la disciplina?, en estricto rigor la disciplina es la capacidad que cada uno de nosotros tiene para controlar sus impulsos, enfocar nuestros esfuerzos en conseguir un fin determinado, son normas que seguimos y que nos permiten no solo comportarnos sino también comprender y aprender.
Por todo esto podemos deducir que
la disciplina es una de las corrientes que rigen el trabajo dentro de la sala de clases y que nos ayudan a nosotros los educadores a poder guiar a nuestros niños y niñas para que se desarrollen de forma íntegra y autónoma.
Establecer límites dentro del aula.
Los
límites nos sirven para marcar una cadena de referencias que guían a los párvulos en su crecimiento.
Los
límites debe ser claros y razonables para todo el grupo curso, sin hacer diferencias ni mostrar preferencias, pero a su vez con cierta libertad de acción. A que me refiero con esto, si tenemos 10 juguetes para elegir y sabemos que dentro de la elección habrá desorden o peleas, demos libertad dentro de límites, es decir, dejemos elegir dentro de un número menor de objetos para que no se produzca algún altercado o indisciplina dentro del salón.
Esto ayudara a que nuestros niños tengan comportamientos responsables.
Ahora para que las
normas y límites que utilizamos sean efectivos se deben cumplir ciertos requisitos,
– Deben ser simples y por ende sencillos.
– Deben ser equitativos.
– Las consecuencias deben estar claras desde un inicio y que si llega a realizar acciones contrarias habrán consecuencias (recordar que todo en la vida es así, todo acto conlleva una consecuencia).
– Aplicar las normas o límites de manera justa y coherente.
La verdad es que disciplina, por muy fuerte que parezca la palabra es en sí aprendizaje,
puesto que como educadores nuestra labor es guiar, no solo trabajamos con los niños durante sus primeros años, sino más bien que realizamos una labor a largo plazo que se verá reflejada durante toda la vida.
En una mano sostengo el amor, en la otra la disciplina, pero nunca debo olvidar que ambas trabajan juntas, en el mismo cometido de la enseñanza.
Fuente: Claudia Escobar Alarcón.
Educadora de Párvulos, Licenciada en Educación.
Postítulo en Administración Educacional.
Fuente