Convivencia Escolar
La educación emocional y la comunicación escolar
6 Enero, 2020
El documento que compartimos aborda la relación intrínseca que se vive permanentemente entre la comunicación y la dimensión emocional, y que debe ser considerada en todo proceso educativo que se da en el contexto escolar. Como seres sociales nos resulta vital el autoconocimiento y ser capaces de expresar nuestros sentimientos, nuestras emociones generando la mejor “versión” de uno mismo. Las interacciones entre personas, por otra parte, no se desarrollan en un vacío de sentimientos y la dimensión emocional es determinante en el modelo de comunicación personal. La emoción constituye un elemento esencial de la comunicación y por ello debe considerarse sus potenciales educativos en el trato con los niños y niñas pequeños. Ciertamente, el profesor es siempre un modelo para el estudiante por lo que es fundamental que esté en disposición de unas dimensiones personales idóneas, y más específicamente, que haya potenciado su competencia socio-emocional y comunicativa. Pensar en la mejor forma de comunicar algo, sobre todo cuando se quiere transmitir con eficacia, es pensar en un medio capaz de expresar con fidelidad toda esa carga de subjetividad que nos define como seres humanos.
El tema de las relaciones entre las emociones, la razón y la comunicación no es nuevo, pero actualmente hay una atención emergente por parte de científicos, filósofos, psicólogos y educadores. Para dar una base a las relaciones entre emoción, razón y comunicación es preciso considerar las aportaciones científicas. Se puede afirmar que cada emoción predispone a cierta gama de acciones e imposibilita a otras. Por tanto, todas las decisiones en el ser humano son emocionales porque al final de cuentas todo empieza con una emoción, y en última instancia, es una emoción la que inclina la balanza hacia un lado u otro. Si sólo contáramos con la razón, no decidiríamos nunca nada, dada la complejidad casi infinita que supone evaluar correctamente la selva de datos disponibles.
Habitualmente la dimensión social del ser humano está repleta de oralidad y de interacción verbal. A través de las palabras damos sentido al momento de la distensión, de la presión cotidiana en la risa, en el humor, pero también al momento de la desesperación, de la agresión, del conflicto, de la mentira, de la ofensa, del malentendido y de la incomprensión. Es a partir de esta realidad que se establece el carácter generativo del lenguaje, en tanto que puede describir la realidad, pero especialmente porque puede crear realidades. Es decir, el lenguaje habla sobre las cosas y hace que sucedan cosas. Al construir nuevas realidades en cierta manera, podemos considerar que lo son a partir del lenguaje que dan razón de ellas. El lenguaje incide en la realidad, o sea el hablar tiene consecuencias. Así podemos decir que desde niños aprendemos “lenguaje y gestión de emociones” en nuestra vida cotidiana. Vamos moldeando, mediante el lenguaje, nuestras emociones y estados de ánimo en el transcurso de nuestras conversaciones. Por eso cada cosa que nos decimos tiene consecuencias e incluso podemos detectar las dimensiones emocionales de las personas cuando verbalizamos acerca de nosotros mismos.
Arís Redó, Nuria (2010) La educación emocional y la comunicación escolar. Vivat Academia. ISSN-e 1575-2844, Nº. 113, págs. 1-9. Recuperado de dialnet.unirioja.es