La evaluación de los aprendizajes. Problemas y soluciones.
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En esta oportunidad compartimos el artículo “La Evaluación de los Aprendizajes. Problemas y Soluciones”, realizado por José María Arribas Estebaranz de la Universidad de Valladolid, España. En el documento se intenta aportar con reflexiones de carácter teórico y consideraciones de orden práctico que se debieran tener en cuenta a la hora de recoger y valorar los aprendizajes adquiridos por los estudiantes. Desde ahí se plantea una situación problemática referida a la persistencia de un alto grado de confusionismo terminológico e ideológico; en demasiadas ocasiones se utilizan, indiscriminadamente, sin la suficiente precisión, términos tales como valoración, medición, evaluación, calificación, etc. e incluso cuando hablamos de evaluación cada uno lo hace con unas connotaciones muy diferentes en las que subyacen las distintas concepciones ideológicas e incluso la personalidad de cada uno. Frente aquello, la autora nos introduce en el campo de la evaluación, principalmente en la evaluación de competencia, de forma clara con una dimensión práctica para su ejecución.
En esta perspectiva, se señala la evaluación, en su dimensión pedagógica, formativa, como un elemento más del proceso de enseñanza aprendizaje. Se manifiesta en su esencia cuando no lleva aparejada una calificación o cuando esta no tiene repercusiones más allá de la valoración del progreso del interesado. En ocasiones se pretende contraponer las funciones formativa y certificadora de la evaluación; sin embargo, ambas funciones, no son, en absoluto, excluyentes sino complementarias: evaluamos, fundamentalmente, para mejorar, pero ¿cómo mejorar sin saber de dónde partimos ni adónde hemos llegado? Medir, interpretar, valorar y tomar decisiones: todo ello constituye el proceso de evaluación, un proceso complejo, global que cobra su verdadero sentido no en una u otra de sus fases sino en la totalidad de la misma, estableciéndose un bucle interminable, continuamente perfectible. La evaluación es un elemento indispensable que forma parte natural de cualquier actividad humana, deportiva, académica, labora; personal o grupal, que implique un proceso; es la brújula que nos va indicando si llevamos la dirección y velocidad adecuadas hacia nuestro objetivo. Siguiendo con el símil, la evaluación es un corrector automático de dirección, que tiende constantemente a llevarnos a la senda prefijada originalmente, con el fin de corregir errores sobre la marcha, variar la dirección, aumentar la intensidad, dosificar las fuerzas o incluso abandonar a tiempo la carrera.
La incorporación del concepto de competencias ha venido a enriquecer y complicar el proceso de evaluación. Evaluar competencias es mucho más difícil que evaluar únicamente conocimientos o procedimientos, requiere una nueva perspectiva, nuevas formas y nuevos instrumentos. En el texto se proponen una serie de consideraciones que favorecen un proceso evaluativo de calidad: la evaluación ha de establecerse en función de unos objetivos previamente establecidos, claramente formulados y conocidos por todos los intervinientes en el proceso evaluador; definir una serie de criterios de evaluación válidos, así como estándares o niveles de aprendizaje, y unos instrumentos de evaluación igualmente válidos y fiables. Desde ahí la autora nos ofrece una reflexión que permita la vinculación de la evaluación de contenidos, objetivos y competencias como una triada.
Arribas Estebaranz, José María (2017) La evaluación de los aprendizajes. Problemas y soluciones. Profesorado Revista de Currículum y formación del Profesorado, Vol. 21, Núm. 4. Recuperado de recyt.fecyt