Convivencia Escolar

La importancia de la educación emocional en las aulas

15 Enero, 2019

El documento que compartimos corresponde a un artículo publicado por la Junta de Andalucía y refiere a la importancia de la educación emocional en las aulas. En el texto se define el concepto de educación emocional, a partir de una revisión teórica desde una perspectiva histórica. Se presentan sucintamente los pilares de la educación emocional,  su  importancia y repercusión en el desarrollo de la educación del estudiante. El propósito es contribuir a que en el futuro seamos todos conscientes de la relevancia de fomentar la educación emocional en el aula, con profesores emocionalmente competentes que acompañen a sus estudiantes para que avancen en los contenidos curriculares y disciplinares, ya que el desarrollo emocional armónico genera incuestionablemente el avance académico del alumnado. A grandes rasgos se puede decir que la inteligencia emocional es la habilidad para tomar conciencia de las propias emociones y de los demás, así como la capacidad para regularlas. La conciencia emocional es el requisito para poder pasar a la regulación. La autorregulación emocional consiste en un difícil equilibrio entre la impulsividad y la represión. Ambos extremos pueden ser igual de perjudiciales. También existe la regulación de las emociones de los demás, en el sentido de que el comportamiento de cada persona influye en las emociones de los otros y por tanto en su comportamiento. Conciencia y regulación emocionales deben considerarse competencias básicas para la vida, ya que la persona que las ha adquirido está en mejores condiciones para afrontar los retos que plantea la vida. En último término, son elementos esenciales en la construcción del bienestar personal y social. La inteligencia emocional tiene aplicaciones en la “prevención inespecífica”. Una persona con competencias emocionales está más preparada para no implicarse en el consumo de drogas, comportamientos de riesgo, etc. Hay evidencias de la importancia y la necesidad de adquirir competencias emocionales en la infancia y la adolescencia de cara al desarrollo personal y profesional. La relación entre emoción y salud es cada vez más evidente. Las investigaciones han demostrado cómo las emociones negativas contribuyen a disminuir las defensas del sistema inmunitario y por lo tanto predisponen a contraer enfermedades. En cambio, las emociones positivas contribuyen a aumentar nuestras defensas y en consecuencia, pueden funcionar como prevención. Una forma para desarrollar la inteligencia emocional es mediante programas de educación emocional. Estos programas deberían iniciarse en las primeras etapas de la vida, ya que en estas edades se dan las primeras bases del aprendizaje y relación. Con ejercicios sencillos le ayudamos a poner un nombre a sus emociones, compartimos las nuestras y conseguimos que los niños asocien la emoción con una situación vivida, lo que favorece el desarrollo de la conciencia emocional y su empatía. En la etapa educativa de la Educación Secundaria se hace necesaria la aplicación de la inteligencia emocional. Los adolescentes necesitan autoafirmarse, valorar sus capacidades y limitaciones, tomar sus propias decisiones, tener responsabilidades, sentirse aceptados por los demás, etc. En cualquier edad es primordial el desarrollo de la inteligencia emocional, permite que nos conozcamos mejor y a comprender a los demás. Fuente.

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