Convivencia Escolar
La inteligencia emocional asignatura pendiente para la convivencia escolar
21 Octubre, 2019
El documento que compartimos profundiza en las razones por las que actualmente el desarrollo de la inteligencia emocional continúa considerándose una asignatura pendiente en el sistema escolar. Daniel Goleman, reconocido mundialmente por su teoría de la Inteligencia Emocional, afirma que esta: “...comienza a desarrollarse en los primeros años. Todos los intercambios sociales que los niños tienen con sus padres, maestros y entre ellos, llevan mensajes emocionales”. Lo cierto es que, aún cuando se sabe que el proceso educativo es un proceso social, el sistema actual prioriza el desarrollo cognitivo, en base a aprendizajes teóricos e instrumentales, dejando muchas veces relegada la emociones y la afectividad. Sin embargo, a partir de todos los avances científicos que lo avalan, se sabe que el aprendizaje depende en un alto porcentaje de la calidad de la inteligencia emocional que desarrollemos y del tipo de convivencia escolar que se da en los establecimientos educativos.
Observando la realidad de hoy, compleja, imprevisible y desbordada, se hace difícil que el estudiante entre al aula sólo con materiales escolares en la mochila; de hecho, traen muchas emociones sin procesar que son parte de los conflictos que se dan en los diferentes entornos de socialización. Si un niño vive una situación de violencia o de estrés en su casa y está angustiado o ansioso por ello, difícilmente podrá interesarse, prestar atención y/o concentrarse para aprender, así como se dificultará el crear vínculos saludables con su pares o saber cómo comunicarse con asertividad y empatía. Involucrar a los estudiantes para que aprendan es uno de los desafíos más grandes de los educadores de hoy. Para que eso suceda, además de diseñar dinámicas de enseñanza atractivas, es importante ayudar a los niños, niñas y jóvenes a gestionar todas esas emociones que vienen a la escuela en sus mochilas o se manifiestan dentro del aula. Enseñarles a afrontarlas, a reconocerlas, a valorarlas y a gestionarlas es importante, además, para que consigan una buena convivencia intra e interpersonal.
Según los expertos, los estudiantes emocionalmente inteligentes son más felices, están más comprometidos con el aprendizaje, tienen más confianza en sí mismos y se relacionan mejor con los otros. La Inteligencia Emocional no es algo con lo que nacemos, sino que se desarrolla y se entrena por medio de las experiencias adquiridas durante la infancia y la adolescencia. No obstante, puede mejorarse, entrenarse y fortalecerse durante la vida adulta gracias a la plasticidad cerebral. Es decir, cuando trabajamos en la inteligencia emocional, estamos modificando esas conexiones y la química del cerebro, que están íntimamente relacionadas con las capacidades intelectuales y emocionales. Es importante que los educadores aprendan a estimular la inteligencia emocional de los niños en el aula, ya que esta es uno de sus primeros entornos de socialización y ellos están en una posición de privilegio. Aprender a cómo promover climas emocionales positivos y seguros en los que se asume con naturalidad el error, en donde los estudiantes cooperan, se escuchan, se involucran y son protagonistas activos del aprendizaje, es una diferenciación cualitativa invaluable.
Calvo, María José (2001) La inteligencia emocional asignatura pendiente para la convivencia escolar. Revista Aula Abierta, N° 77, pags 141-163. España. Recuperado de dialnet.unirioja.es