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La Sala de Clases es Insustituible

La situación derivada de la emergencia sanitaria de este año ha dejado de manifiesto que es posible continuar con ciertas rutinas escolares, aunque no se vaya físicamente a la escuela. Además, se ha potenciado una serie de aspectos que antes de la pandemia no se habrían imaginado: el uso de internet para potenciar los aprendizajes, la tecnología como un recurso que posibilite el aprendizaje, las redes de tutorías, etc. Sin embargo, advierte Susana Claro, también han quedado en evidencia el aumento de las profundas brechas socioeconómicas que se deben resolver.

Según la profesional, algunos de los elementos positivos de la virtualización de las clases se relacionan con la necesidad de muchos docentes de subirse a la tecnología, que era algo que tenían pendiente, pero que ahora tuvieron que enfrentar sí o sí. En cuanto a los elementos negativos, se menciona lo perjudicado que se han visto los y las estudiantes de contextos más vulnerables, pues no cuentan con las mismas herramientas para poder mantener un estudio online.  Otro punto importante que ha salido a relucir con esta situación sanitaria, es el volver a plantearse el rol de las familias dentro del contexto educativo, pues han debido asumir roles y funciones para las cuales no estaban preparadas y eso deja entrever que tal vez las escuelas puedan jugar un papel importante en ese campo en el caso de que las escuelas híbridas continúen a lo largo del tiempo.

Con el inicio de la pandemia, más de 11 mil colegios tuvieron que volcarse a las actividades a distancia. El cambio demostró que es posible aprender fuera de la escuela, pero también evidenció profundas brechas socioeconómicas y de acceso a internet. En esta entrevista, Susana Claro, doctora en Economía de la Educación de Stanford y académica de la Universidad Católica, plantea que la educación a distancia provocará cambios positivos en la educación, pero que igualmente es urgente abrir las escuelas.

¿Qué es lo más positivo que han tenido las clases a distancia?
Estuve hablando con profesores de Peñalolén, donde hay colegios funcionando, y ellos valoraban la unión que se generó en el equipo, porque tuvieron un desafío en común que los movilizó a buscar soluciones. También se vieron forzados a subirse a la tecnología, que era algo que tenían pendiente, pero que ahora tuvieron que enfrentar sí o sí, y los profesores agradecen el aprender a usar internet, que era algo que pensábamos que ya estaba instalado.

¿Y qué aspectos negativos ve?
Hay hartos, pero distribuidos como siempre entre los niños y niñas más vulnerados, que son los que pagan el precio de la pandemia. También creo que el sistema incluye poco a los apoderados y ahora ellos se dieron cuenta de que no pueden delegar tanto la educación. Tenemos que aprender a ser apoderados y a apoyar el proceso educativo; en el futuro, hay que educar a los apoderados para guiarlos en el proceso.

Pero los apoderados también enfrentan un problema de sobrecarga este año.
Sí, todos están con una triple carga y los hogares no están hechos para hacer aprendizaje remoto. Pero cuando volvamos a la normalidad, la idea es que el sistema se haga responsable de las habilidades que los apoderados necesitan para el desarrollo de sus hijos, como hablar asertivamente y celebrar las cosas buenas.

¿Cuáles son los escolares más perjudicados este año?
Eso lo sabremos cuando volvamos a medir a los niños, pero viendo lo que pasa en otras crisis, como la del ébola en Sierra Leona, o cuando cierran escuelas por los huracanes, tenemos información de que se ven perjudicadas las mujeres, porque aumenta el embarazo adolescente y están vulnerables a abusos, y las familias aumentan su estrés, incrementando el riesgo de violencia intrafamiliar. Y en términos de desarrollo, que los más chicos tengan menos juegos o corran menos también influye en el desarrollo de su cerebro.

Si viéramos a estos niños en 15 años más, ¿cree que será una generación en desventaja?
Se ha visto que estudiantes que no tuvieron acceso a la escuela les afecta en su salario 30 años después. Hay otras consecuencias, porque no todos los niños están seguros en sus hogares. Pero también es cierto que los estudiantes están desarrollando otras habilidades que no vemos, se están autogestionando y pueden salir habilidades que nosotros no desarrollamos. Por ejemplo, esta generación tendrá más conciencia sobre el planeta y sobre las consecuencias de los actos, porque si se ponen la mascarilla pueden salvar a su abuela o a alguien que no conocen.

Por otra parte, las clases a distancia demuestran que es posible implementar otros sistemas de aprendizaje. ¿Es necesario ir al colegio para aprender?
La escuela es muy esencial, porque cumple un rol no solo académico, sino que también en el desarrollo de habilidades motoras y hasta en la alimentación. Para muchos niños y niñas, la escuela es el único lugar donde hay un adulto que puede verlos y alertar si están sufriendo alguna vulneración. Si suponemos que todos esos aspectos están resueltos, ¿seguimos necesitando a un profesor que se pare frente al curso? Creo que ahora vendrán innovaciones, como lo son las escuelas que ya están trabajando de forma híbrida.

¿Qué innovaciones surgirán?
En estos meses surgió en Chile la red de tutorías remotas entre niños y un tercero, que se coordina con el docente, y hace de tutor de forma online. Lo que se ha visto es que las tutorías tienen buenos resultados. Hay distintos modelos, Educación 2020 tiene uno entre estudiantes grandes y chicos en una misma escuela, y hay otras tutorías con docentes retirados, estudiantes de Pedagogía y adultos que dedican algunas horas a esto.

Eso abre posibilidades para que un profesor trabaje en distintas ciudades a la vez.
Claro, se abre la oportunidad para que cada escuela acceda a cualquier docente del sistema escolar. Hay muchos docentes destacados, por ejemplo, con el Global Teacher Prize, que hacen cosas muy interesantes y que pueden ser invitados a las aulas de forma remota. Hace años fui profesora en programación de robótica, en Boston y en Hawái, y poníamos en la pantalla a un estudiante del MIT, que hacía demostraciones a los estudiantes. Con la motivación de ese estudiante, los niños y niñas quedaban entusiasmados y eso me facilitaba seguir con la clase. Ahora que todos manejan las plataformas, estoy entusiasmada con lo que pasará el próximo año.

Si la educación es un derecho, y la educación ahora es online, ¿el Estado debe garantizar algún nivel de acceso a la red?
Hay un plan del Mineduc para mejorar la conectividad de aquí a cinco años y se han hecho esfuerzos de dar acceso gratuito a los sitios de aprendizaje del ministerio, sin gastar datos. Eventualmente, el acceso a internet será tan básico como el acceso a la luz. Pero no me apuraría en hacer todo a la rápida, porque tiene riesgos: no es llegar y darles acceso libre a los niños a internet, es lo mismo que dejarlos solos en calle Huérfanos y que cualquiera hable con ellos.

El primer semestre de 2021 también será a distancia, ¿qué debe hacer el Mineduc para que el año sea mejor?
Los niños y niñas no pueden tener de nuevo un año como este, no lo podemos repetir. En el hemisferio norte, a pesar de que están aumentando los casos, se han hecho esfuerzos por no cerrar las escuelas, diciendo que los niños no tienen por qué subvencionar nuestra salud con su futuro. Tenemos que buscar una forma de abrir de manera segura, conscientes de que esto será flexible y estaremos abriendo y cerrando escuelas.


Said, Carlos (2020) La sala de clases es insustituible. Versión digital diario La Tercera. Sección Nacional. Sección Noticias. Recuperado de  latercera.

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