Convivencia Escolar

Participación estudiantil en escuelas chilenas con buena y mala convivencia escolar

Las autoras refieren que la participación en el espacio de la escuela chilena ha quedado reducida a una participación clientelista, donde, congruentemente con el paradigma neoliberal, los consejos escolares, los centros de padres y los centros de alumnos ejercen su participación en términos de gestionar recursos para financiar mejoras para la escuela. La participación clientelista no puede atribuirse únicamente a intencionalidades individuales ligadas, por ejemplo, al autoritarismo pedagógico. Más bien, obedecen a racionalidades propias de dispositivos técnico-instrumentales del modelo socioeconómico, en que los ciudadanos pueden participar, pero bajo propuestas metodológicas construidas en forma externa a la comunidad en que serán instaladas, y que requieren de una autoridad-experta para materializarse. Ahora bien, este tipo de participación difiere sustancialmente de otras formas de participación estudiantil, como las que realizan en los movimientos por los derechos sociales, entre ellos el de educación gratuita y de calidad. En coherencia se señala que los estudiantes dan cuenta de la existencia de espacios de participación. Estos espacios se caracterizan por ser propuestos y regulados desde los profesores y directivos, y orientados a la resolución de problemas concretos, en que se observa una participación tutelada por adultos e instrumental. En general, los estudiantes son elegidos y son invitados a participar en propuestas diseñadas por adultos. En efecto, la política pública educativa sobre consejos escolares, proyectos educativos y reglamentos de convivencia ha impuesto la necesidad de participación de los estudiantes y apoderados en la construcción del proyecto educativo.

También se indica que el problema más importante que acarrea la instalación de una participación tutelada dice relación con el tipo de subjetividad estudiantil que las prácticas escolares están construyendo. Es evidente que cuando solo se invita a participar a determinados estudiantes para fines de interés de los profesores, se posiciona a los estudiantes en una subjetividad pasiva y dependiente. El alumno está llamado a cumplir órdenes y los profesores a ejercer control. Los hallazgos también abren la discusión acerca del constructo índice de convivencia escolar, toda vez que, a pesar del sentido histórico y teórico del concepto convivencia, el constructo parece poder prescindir del concepto participación, tanto operacionalmente como en la práctica.


Ascorra, Paula; López, Verónica; Urbina, Carolina (2016) Participación estudiantil en escuelas chilenas con buena y mala convivencia escolar. Revista de psicología (Santiago), 25(2), 01-18. Recuperado de scielo.conicyt
 

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