Noticias

Retrocesos en el aprendizaje: cómo hacer para detectarlos y evitarlos

Sin embargo, llevar de un año escolar con este mismo sistema ha pasado la cuenta y está teniendo consecuencias negativas para todos quienes participan del proceso. Por una parte, los profesores y profesoras, evidencian altos índices de estrés debido a la sobrecarga laboral que trae consigo esta modalidad virtual, incluso la híbrida. Por otro lado, los apoderados que se sienten sobrepasados con el modelo, ya que deben acompañar y hacerse cargo de procesos que, en condiciones de “normalidad” asumía enteramente la unidad educativa a la que asisten los hijos e hijas. Pero, sin lugar a dudas, los más afectados son los estudiantes.

Los datos recogidos por diversos medios, evidencian un retroceso en los aprendizajes respecto de estudiantes que cursaban los mismos cursos en años anteriores, sin pandemia. Esto despierta las alarmas de todos, puesto que la recuperación de aprendizajes para volver a trabajar con el currículum tradicional, no el priorizado, se torna más lento y por tanto, tomará más tiempo. En el siguiente artículo se pronuncian algunas expertas respecto de los retrocesos más importantes y entregan algunas ideas concretas de cómo abordarlo.

Tips que puedes poner en práctica

El listado que compartimos a continuación son algunas de las sugerencias y acciones que sugiere la profesora Nora Hernández para padres y madres de niñas y niños entre 4 y 7 años.

—Es muy importante ejercitar la lectura a diario (aunque sea por un período corto). Puede ser con palabras sueltas, oraciones cortas o pequeños textos, cuando se está un poco más avanzado. Lo importante es que estas lecturas solo contengan las letras que se han visto en clases.

—Se les debe dar tiempo para que piensen. A veces los padres los presionan para que respondan rápido y eso no es adecuado, ya que el niño se pone nervioso y se bloquea.

—Siempre hay que alentarlo y decirle que lo logrará, felicitándolo también en cada avance, por muy pequeño que sea.

—Se puede ejercitar la escritura, pronunciando las sílabas para formar palabras y escribirlas. Esto ayuda en el proceso lector y desarrolla la grafo-motricidad.

—Para hacer más entretenido el proceso, pueden hacerse actividades tales como loterías de palabras, sopas de letras, crucigramas, unir dibujos y palabras, u oraciones cortas.

—Hacer carteles con nombres de objetos o partes de la casa y pegarlos sobre ellos. Así el niño o niña se irá familiarizando con esas palabras y las reconocerá donde sea que las vea. Advertencia: es importante que estén escritas sin mezclar letras —como mayúsculas con minúsculas o imprenta con manuscrita—, porque esos vicios de escritura no deben estar presentes en esa etapa del proceso lectoescritor.

—Aprender a leer, en algunos casos, es mucho más rápido que aprender a escribir, pero ambos requieren de paciencia, y de refuerzos positivos.

La académica Karin Arismendi sugiere a “los apoderados que no borren por sus hijos cuando estos se equivocan al momento de escribir. La lectoescritura es un proceso, y existirán muchos errores que ellos deben evidenciar y por sí mismos corregir”.

Por último, comenta que “es importante establecer rutinas con los niños, más allá de los horarios, pues son dinámicas familiares diversas. Aunque se puede ser flexible, sí es necesaria la frecuencia de estas”.

Una estrategia: aprender jugando

Una buena forma de poder ayudar a tu hijo en este proceso es aprender jugando, ya que “facilita la expresión de emociones, favorece el equilibrio de ellas, libera estrés, mejora la comunicación y las habilidades sociales”, afirma la psicopedagoga.

“Les sugiero aprovechar este tiempo de ‘encierro’ en familia recordando juegos de antaño, los que desarrollan una buena cantidad de habilidades”. La idea es disfrutar de un buen momento y a la vez que el niño interiorice o practique algún conocimiento.

“Lamentablemente, nosotros fuimos una generación que aprendió y estudió para la evaluación (la prueba), la nota, pero no otorgamos valor a que uno siempre está aprendiendo, pues es un acto inherente al ser humano y está relacionado con la curiosidad”, reflexiona Arismendi.

Ante estas interrogantes o inquietudes, “tenemos una oportunidad de fortalecer nuestros vínculos como familia para involucrarse en el aprendizaje de los hijos y en las oportunidades que existen para fomentar el aprendizaje y gusto por la lectura”.

La jefa del programa Lenguaje y Comunicación Duoc UC Sede Valparaíso cita al Ministerio de Educación con su Plan Leo Primero, el que propone diversas actividades y orientaciones para los padres y/o apoderados. Entre ellas figuran:

—Lecturas compartidas diarias de temas de interés para su hijo o hija. Es esencial el tema, pues la lectura implica poder volar y viajar a nuevos mundos. Si sé que le gustan los superhéroes, puedo leer algún cómic, lo mismo con el fútbol, o los animales, etc. A medida que mi hijo vaya avanzando en su proceso lector, puedo pedirle que reconozca algunas palabras o incluso que lea algunas de ellas.

—Cantar, narrar historias e incluso pedirle al niño o niña que le cuente sobre su día.

“Imagínate pasarlo bien mientras estás aprendiendo algo nuevo. Eso genera un espacio significativo positivo de aprendizaje”, confirma Daniela Henríquez. “Hace del proceso de adquisición de conocimiento algo significativo y entretenido”.

Otra opción es preguntarles directamente a los niños. “Ellos son muy creativos, y saben qué es lo que más les gusta”, apunta Henríquez. “Los niños nos pueden guiar también en esta tarea del aprendizaje. Decirles: yo ya no tengo más ideas, ¿tienes una tú?”. Probablemente te sorprenda con su respuesta.

Aguilera, Alexa (2021) Retrocesos en el aprendizaje: cómo hacer para detectarlos y evitarlos. Versión digital diario La Tercera. Sección Práctico. Categoría Noticias. Recuperado de latercera

Suscríbete a nuestro boletín

Newsletter