Convivencia Escolar
Soluciones imaginativas para mejorar la convivencia escolar
27 Septiembre, 2012
Escrito por: Miguel Agustín Cano Guervós
"El hombre es un ser social, está abocado a vivir en Sociedad. En la etapa de Enseñanza Secundaria Obligatoria, se producen situaciones de convivencia forzada en grupos de adolescentes que, a veces, degeneran en conflicto. Ahondando en los contenidos del Eje Transversal de “ Educación para la paz “ e insistiendo en valores como el respeto, la tolerancia y los Derechos Humanos podemos reflexionar críticamente sobre la Sociedad Actual y su futuro, así como buscar soluciones para la convivencia escolar”
El hombre es, por naturaleza, un “animal social”, como decían los griegos, un ser abocado a vivir en Sociedad, por lo que es muy frecuente que se planteen disputas entre personas o grupos para alcanzar o defender determinados intereses. Ilustres etólogos como K. Lorentz (“sobre la agresión, el pretendido mal”) nos hablan de la agresividad como factor innato para establecer las relaciones de jerarquía en las poblaciones de muchos animales y para la defensa del territorio y de las crías. También la agresividad primaria animal aparece en las relaciones humanas y, bien canalizada, no tiene por qué ser peligrosa, pero lo realmente negativo es la violencia, construcción mental que sólo se da en la especie humana y que pretende la eliminación o destrucción del otro.
La etapa puberal se corresponde, como sabemos, por una serie de cambios acelerados en su cuerpo y en su mente que le dan un temperamento cambiante. Desde el punto de vista evolutivo, se producen importantes cambios psicomotores y, a nivel de aprendizaje, se da tarde o temprano el salto al período de las operaciones formales, al tiempo que se afianza el carácter. El sistema de valores que le prestaron sus mayores se tambalea en su psique, el adolescente tiene la imperiosa necesidad de formar su propia identidad, por ello la constante necesidad de reconocimiento por parte de los que le rodean y, sobre todo, de su grupo de iguales. Todas estas transformaciones se producen casi sin darse cuenta los que le rodean y por ello, el primer problema de los adolescentes es con ellos mismos: generalmente irreflexivos, pueden virar a estar horas pensativos por alguna vivencia o situación que les afecte especialmente.
Con todo lo anterior, no es difícil comprender que puedan generarse problemas de entendimiento entre los distintos grupos posibles a nivel escolar por causas étnicas, problemas de perspectiva de género, por abusos con los más pequeños o con el otro sexo, conflictos generacionales con sus mayores por su particular interpretación de unas extrañas normas que se les imponen desde fuera, etc. Los citados problemas derivarán en la desestructuración grupal y en diversas formas de violencia escolar tanto entre los jóvenes como con el profesorado y resto del personal de los Centros. No podemos evitar la natural aparición de estos problemas, pero lo que si podemos es aprovechar las “armas” educativas (que no son otras que ilusión y ganas de trabajar) que al profesorado se le brindan para controlarlos y encauzarlos bajo un prisma de oportunidad educativa.
En este sentido, una buena acción tutorial puede contribuir a mejorar la armonía en el aula y a proporcionarles estrategias personales para superar sus debates internos que tantos malentendidos y frustraciones les generan. La convivencia en el aula puede mejorar (Cota Galán, R. 2007, “Convivir en el aula”) mediante:
• Establecimiento democrático de una serie de normas, que una vez consensuadas en el grupo, serán de obligado cumplimiento.
• Realización de consejos de grupo en las tutorías u otros momentos en los que se hable abiertamente de los distintos problemas, con la presencia de un moderador adulto imparcial
sea o no docente.
• Desarrollo de técnicas progresivas de conocimiento de sí mismo y de autoestima, incluyendo técnicas de control emocional y relajación.
• Técnicas de aprendizaje o afianzamiento de habilidades sociales básicas.
• Enseñanza de valores que les resultan útiles como las incluidas en las enseñanzas transversales.
• Técnicas de resolución de conflictos por métodos pacíficos.
Las situaciones problemáticas en la vida escolar se suceden continuamente, pero, centrándonos en las que se producen entre el alumnado, podemos decir que no siempre derivan en grandes controversias, más bien tienden a resolverse espontáneamente, lo que no quiere decir que las partes implicadas estén conformes con el resultado.
Suelen resolverse de las formas:
• Los/as líderes del grupo normalmente se imponen con agresividad al resto y nadie cuestiona su autoridad frente al grupo. Se evitan malentendidos pero se crean resentimientos en los vencidos hasta que aparezcan nuevos líderes. El problema queda aplazado.
• Por conformismo de una de las partes en litigio, que renuncia a su parte del “pastel” o recurso en favor de algún líder u otros miembros protegidos para “no complicarse la vida” : Nuevamente, problema aplazado. Puede dar lugar con el tiempo a marginación de este subgrupo o a una rebelión violenta de una de las facciones.
• De una forma más sutil, ( en una adolescencia más tardía o juventud, donde no domine tanto el componente físico en las relaciones grupales), mediante una actitud arribista o manipulación del grupo por un subgrupo que arrebata el recurso a los demás con engaños o medias verdades. (Actitud del listillo) Se basan en el control de la información útil y la ignorancia del resto. A la larga dará lugar a resentimiento, frustración en la masa grupal, desconfianza en sus líderes y desestructuración grupal. Éste podría ser el retrato de las modernas Sociedades actuales, que no pueden funcionar nunca de forma óptima. Una de las constantes apuntadas en las formas más habituales de resolución de pequeños conflictos es la falta de transparencia y de justicia en los implicados, alguien siempre sale ganando, mientras otro/s son derrotados o despojados de su recurso. Según la moderna Teoría de juegos (Jimé-nez Moreno, J.M, 2004) existen juegos de “suma cero”, que son como los ejemplos que estamos viendo, juegos de “suma negativa”, en los que las dos partes implicadas pierden y juegos de “suma positiva”, en los que las dos partes en litigio pueden, pagando un precio muy bajo, salir ganando. Estos últimos constituyen formas pacíficas de resolución de conflictos en las que se funciona con procedimientos democráticos.
Algunas de las peleas más enconadas y terribles entre adolescentes suceden por detalles tan nímios como no obedecer para recoger algún objeto caído accidentalmente al suelo o no devolver determinado material, o acusaciones veladas de haber sustraído cierto material a otro alumno/a, etc.
Si se repiten situaciones parecidas y no se aclaran normalmente la tensión se acumula hasta que salta una chispa.
Las situaciones más complicadas aprovechan los ambiguos compases de espera entre clases, con importante trasiego de alumnos y profesores para hacerse notar y normalmente el brote violento no llega a más por la oportuna intervención del profesorado de guardia en ese momento o el que le toque entrar en dicha clase, pero también suceden en los pasillos de los Centros.
En general, todos los que hayamos trabajado en Eª Secundaria sabemos como acaban estas situaciones: Partes de expulsión a los alumnos/as implicadas/ os, la pertinente visita al Despacho de Dirección y la sensación de las partes de ser incomprendidos y de que se actúa injustamente con ellos, sin llegar a resolverse el problema de fondo, con lo que quedará enquistado una buena temporada hasta que vuelva a saltar la chispa.