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Tristeza, falta de ganas e inapetencia: el diagnóstico de los niños tras un año de pandemia

La información se recabó a partir de los cuestionarios que elaboraron el centro de estudios Acción Educar y el Departamento de Educación Pública del Ministerio de Educación, los que fueron respondidos por 4.772 apoderados de prekínder a cuarto básico, de 46 colegios públicos de Cerro Navia, Lo Prado y Pudahuel, en la Región Metropolitana.

El análisis de los datos muestra que la llegada del coronavirus gatilló un aumento significativo de síntomas como tristeza, falta de ganas, cambios en el apetito y problemas para dormir en los niños de entre 4 y 11 años. Y para los realizadores del estudio, esto podría dar cuenta de la presencia de síntomas depresivos.

El futuro

Los resultados observados tienen en alerta a los entendidos y también a las autoridades, que miran con preocupación lo que pueda ocurrir con este grupo.

“Hay que observar cómo esto va a repercutir con cosas que se asocian a fracasos académicos, menor capacidad de trabajar en sus estudios, una baja en la autoestima, riesgos de comportamientos autoagresivos o sentimientos de soledad”, asegura la siquiatra Halpern. Y agrega: “No es solo la desconexión con los demás, sino que, viviendo una experiencia bien distinta del resto, estando en casa, con una ocupación limitada, habiendo marcadas diferencias entre lo público y lo privado. Se van a acumular riesgos biológicos, sicológicos y sociales”.

Figueroa añade que desde el gobierno se ha implementado la plataforma SaludableMente para abordar los casos que requieran apoyo. Y destaca que la efectividad de las medidas que puedan adoptarse desde el sector “obviamente es mayor, tal como lo señalan expertos, en la medida en que recuperemos la presencialidad (de las clases)”, porque, agrega, de la mano con la aparición de síntomas depresivos en escolares, “una de las cosas que más golpea a los niños es el aislamiento”.

Desde Acción Educar, en tanto, reseñan que “se debe priorizar la oportunidad para que (los alumnos) puedan asistir a sus establecimientos educacionales, de manera que se beneficien de salir de sus hogares a un lugar seguro y donde se supervisa el cumplimiento de las medidas sanitarias, con la interacción con sus pares, docentes y asistentes de la educación”.

“Lo que vemos cada vez más consolidado es que el impacto de la pandemia es profundo en escolares y la recuperación de los espacios presenciales es una pieza fundamental para avanzar en la mitigación. Lo hemos trabajado acompañando a las comunidades educativas, generando condiciones para que las familias puedan recuperar la confianza en que la escuela es un espacio seguro”, cierra Figueroa.

Además, la psicóloga Montt cree que, dada la prevalencia de trastornos psiquiátricos, “es necesario que el presupuesto de salud mental se aproxime al 6% del erario de la cartera -hoy es del 2%- y que la salud mental tenga la misma cobertura que las patologías físicas”.

Gálvez, Roberto; Del Castillo, Belén (2021) Tristeza, falta de ganas e inapetencia: el diagnóstico de los niños tras un año de pandemia. Versión digital Diario La Tercera. Sección LT Sábado. Chile. Recuperado de latercera

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