Aprendizaje

10 ideas de aulas colaborativas o dinámicas

Las aulas colaborativas o dinámicas son aquellas en las que los estudiantes trabajan juntos, comparten ideas y retroalimentan su propio aprendizaje. Mientras que, el docente tiene el rol de ser un guía que facilita las condiciones para que esto ocurra, motivándolos desde la curiosidad y el asombro.

Las aulas colaborativas no solo promueve el aprendizaje activo y significativo, sino que también fortalece habilidades de poder que hacen toda la diferencia en el futuro social, académico y profesional del estudiante. Como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva, la empatía y la mentalidad de ciudadanía global.

Veamos diez maneras de convertir las aulas de tu institución en aulas verdaderamente colaborativas:

1. Proyectos de investigación en equipo

Organiza proyectos en los que los estudiantes trabajen en equipo con el objetivo de presentar información relevante y útil a sus compañeros. Fomenta que sean los mismos estudiantes quienes asignen entre sí roles y tareas específicas, y premia a aquellos que se atreven a proponer soluciones o herramientas innovadoras.

Además, gracias a las herramientas digitales disponibles, los estudiantes pueden trabajar en conjunto con otros colegios, mediante plataformas de aprendizaje en línea, foros de discusión y videoconferencias. Esto les permite compartir ideas, perspectivas y experiencias con jóvenes de diferentes culturas y desarrollar una mentalidad de ciudadanía global.

2. Debates y discusiones constructivas que incitan aulas colaborativas

Los debates permiten a los estudiantes expresar sus opiniones, desarrollar habilidades de comunicación escrita y aprender a construir argumentos sólidos en un entorno colaborativo. Puedes dividir a la clase en grupos y asignar roles a favor y en contra de temas que causen controversia. En caso de hacerlo de forma digital, recurre a aplicaciones interactivas para facilitar las discusiones y recopilar opiniones.

No olvides revisar las fuentes que están utilizando los estudiantes para recabar la información a partir de la cual sustentan sus argumentos, y ofrecer recursos adicionales que los ayuden a ampliar y a reforzar su postura.

3. Proyectos de servicio comunitario

Impulsar proyectos de servicio comunitario, en los que los estudiantes trabajen juntos para abordar problemas en su comunidad, fomenta el sentido cívico, la responsabilidad social y la colaboración con las familias, las instancias de gobierno y las organizaciones locales.

Los estudiantes crean consciencia y aprenden que pueden conjugar esfuerzos y organizarse con su entorno para desarrollar soluciones significativas.

4. Aprendizaje basado en proyectos

Otra de las estrategias es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), donde los estudiantes trabajan en equipo para resolver problemas reales a los que se enfrenta su propia comunidad u otros. Por ejemplo, la necesidad de aprovechar al máximo el agua de lluvia en las regiones que sufren sequía.

Los alumnos pueden debatir cuáles son las problemáticas más relevantes que quieren resolver y que se relacionan con el plan curricular, proponer soluciones innovadoras, experimentar mediante la prueba y error, crear prototipos y recurrir a herramientas digitales para investigar, crear y presentar sus proyectos.

5. Juegos de escape educativos

La dinámica de los juegos de escape se basa en resolver acertijos y desafíos en equipo para encontrar la solución y "escapar" de una sala temática. De hecho, muchas veces no es posible acceder al siguiente nivel de la sala si no hay dos o más personas colaborando estrechamente en una tarea.

En la mayoría de las ciudades existen escape rooms con varios tipos de temáticas, con las que tu institución puede realizar alianzas. También puedes utilizar aplicaciones y plataformas digitales diseñadas para juegos de escape educativos, o incluso poner en marcha el proyecto de convertir el aula en una sala de escape.

6. Juegos cooperativos

Estos juegos promueven la colaboración en las aulas, la inclusión y la empatía, y pueden ser realizados tanto de forma analógica como digital.

Una manera muy original de despertar el interés por la colaboración es dejar que los alumnos se agrupen en los equipos de su preferencia y darle a cada equipo herramientas diferentes para lograr algún objetivo, por ejemplo, construir un puente. El truco es que ninguno de los materiales de cada equipo sea suficiente y tengan que llegar por sí mismo a la conclusión de que necesitan unir fuerzas entre equipos.

7. Círculos de aprendizaje autogestionados

Estos pueden tomar forma de grupos pequeños semanales para discutir temas, compartir ideas y aprender juntos sobre intereses en común.

Los miembros de cada grupo pueden tener roles específicos que vayan cambiando en cada sesión, como facilitador, investigador, escritor y presentador, para promover la organización y la responsabilidad compartida.

8. Proyectos de creación de contenido digital

Las redes sociales pueden convertirse en un gran aliado de la educación colaborativa. Por ejemplo, la creación de contenido digital, como videos educativos, podcasts, blogs o una revista digital sobre un tema específico. Puede servir como un excelente instrumento de evaluación.

Procura que estos proyectos también los impulsen a dominar herramientas digitales, como aplicaciones o plataformas de edición. Y así echar a volar la imaginación y la creatividad.

9. Simulaciones y juegos de rol

Las simulaciones en el aula permiten a los estudiantes asumir roles específicos con los que no están familiarizados aún y comenzar a desarrollar las habilidades de dichos roles, como resolver situaciones complejas o tomar decisiones críticas de manera rápida.

Uno de los mejores ejemplos para lograr esta colaboración en el aula, es el ejercicio de simular que los alumnos del grupo son los integrantes de un gabinete de gobierno que debe ponerse de acuerdo para un plan presupuestal, o que son un grupo de paramédicos que necesita brindarle atención integral a un paciente.

10. Habilita el aprendizaje entre pares

El aprendizaje entre pares puede ser simétrico o complementario. En el primer caso, cada estudiante cuenta con un compañero de estudio de su mismo nivel. En el segundo, asignamos un “tutor” de un grado más avanzado a un alumno en un grado menor, de tal manera que el estudiante mayor pueda apoyarlo con sus tareas. Al mismo tiempo, el alumno que desempeña el papel del tutor aprende mucho sobre responsabilidad, comunicación y empatía.

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Fuente: https://blog.pearsonlatam.com/

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