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Del eLearning al Blended Learning: nuevas acciones educativas
27 Septiembre, 2012
Escrito por: Julio Cabero Almenara; M. Carmen Llorente Cejudo. Universidad de Sevilla, España
"En el siguiente artículo se presentan los beneficios y limitaciones de los dos sistemas que hoy en día imperan en la educación a distancia, y las causas que los han llevado a evolucionar desde el e-learning hacia lo que hoy conocemos como b-learning”
Hace no mucho que debatíamos sobre las posibilidades y limitaciones que el eLearning suponía para la formación, aportando una diversidad de pros y contras, la mayoría de las veces, respondiendo más a los objetivos y beneficios que los responsables de dicha formación obtenían, en vez de tener en cuenta lo que realmente suponía aplicar esta modalidad formativa para los verdaderos actores de dicho proceso de enseñanza/aprendizaje: los alumnos. Y es desde esta perspectiva, desde la que aparece esta nueva estrategia de aplicación de los recursos telemáticos a la formación, el denominado Blended Learning (B-Learning) o Aprendizaje Mezclado o Híbrido, intentando dar respuesta a muchas de las limitaciones que, a lo largo de estas últimas décadas, han ido manifestándose en diversidad de estudios e investigaciones al respecto, de las que podríamos destacar algunas como: competencias tecnológicas necesarias para el manejo de la plataforma, adaptación a nuevos métodos de aprendizaje, costos en la adquisición de la infraestructura necesaria, o sensación de pérdida y aislamiento en diferentes momentos del proceso formativo, entre otras. Bien es cierto que, muchos autores apuntan a la aparición de dicha modalidad bajo la idea del fracaso del eLearning, a finales de los noventa, después de una época de entusiasmos iniciales y de grandes expectativas entorno al mismo; afirmaciones desmentidas, evidentemente, por los agentes implicados en el desarrollo de dichos procesos formativos. Creemos, desde nuestro punto de vista, que el eLearning no ha fracasado, sino que quizás las expectativas iniciales resultaron ser demasiado altas. Sin olvidarnos que, posiblemente, no se atendieron lo que son las variables críticas a contemplar para su incorporación a los procesos de formación, y se centraron más en acciones instrumentales y técnicas, como son la capacidad tecnológica de la banda, el LMS que debería utilizarse, o si éste último debía ser libre o propietario.
Lo que sí resulta evidente es que, es en esta época en la que aparecen nuevas respuestas a demandas que todavía no habían sido cubiertas bajo las modalidades completamente online, y que como declara Bartolomé (2004), no surge del eLearning, sino desde la enseñanza tradicional ante el problema de los elevados costos. Para dicho autor, resulta sencillo realizar una primera aproximación a la definición del mismo, describiéndolo como “aquel modo de aprender que combina la enseñanza presencial con la tecnología no presencial”, y cuya idea clave es la “selección de los medios adecuados para cada necesidad educativa”. Queremos señalar que, en estos comienzos, es de destacar que resultó ser un término que generó en torno a él grandes controversias, tal como afirman Jiménez, Estupinyá y Mans (2006), entre los profesionales de la empresa y los de las instituciones universitarias, a través de sus diferentes interpretaciones.
Del mismo modo, así como el término fue haciéndose popular, comenzaron a proliferar cada vez más combinaciones referidas al B-Learning: por ejemplo, combinaciones en la variedad de tecnologías, en la diversidad de metodologías, en las experiencias de aprendizaje, o diversidad en la localización de los eventos del aprendizaje. Desde la conceptualización del término, nos gustaría destacar la que realiza Shank (2003), cuando afirma que: “El aprendizaje mezclado parece significar, si lo he entendido correctamente, la combinación entre la enseñanza online y la enseñanza tradicional. Está en boga por una razón muy simple: nadie quiere gastar demasiado en elearning, y las personas en general, quieren conservar lo que tienen realizado ya, así que han establecido este bonito nombre para no cambiar mucho, y llamarlo blended learning”.
Estas fueron algunas de las primeras concepciones que se desarrollaron en torno a dicha modalidad, que más bien hacían alusión a la terminología, sin realizar una análisis más en profundidad de lo que en realidad venía a significar dicha modalidad de aprendizaje; en estos inicios, la equivocación consistió en considerar esta modalidad formativa simplemente como una combinación de modalidades (presencial y online) en el aula, o si se quiere, combinación de diferentes tipos de aulas: analógica y virtual, hecho que evidentemente, resulta ineficiente.
Podríamos comenzar a realizar una primera aproximación, desde la perspectiva que plantea que el B-Learning, combina la eficacia y la eficiencia de la clase presencial con la flexibilidad del eLearning, sin que con ello queramos decir que la aplicación del éste último en si mismo sea ineficaz. Así pues, sin entrar en el debate interno establecido entre los conceptos de enseñanza vs. aprendizaje, las mayores implicaciones del término B-Learning son:
- Diversidad de oportunidades para presentar los recursos de aprendizaje y vías de comunicación entre tutor-estudiante y estudiante-estudiante, que llegarán a ser más flexibles. Muchas de las experiencias bajo dicha modalidad han atribuido su éxito a la comunicación interactiva entre sus participantes (Garrison y Cleveland-Innes, 2003; Swan, 2001).
- Los aprendices podrán, si se interesan en formar parte activa de su propio proceso de aprendizaje, seleccionar los recursos formativos de diferentes medios, teniendo en cuenta que sean los más convenientes y apropiados para su situación personal (Mason y Rennie, 2006).
- Facilitan información imprescindible sobre el uso y sobre la utilización de la tecnología y las herramientas.
- Fomentan el conocerse unos a otros (incluyendo el personal y los tutores).
- Se configuran los grupos y se establecen las normas de trabajo.
- Se llevan a cabo exámenes y evaluaciones.
- Se aportan los elementos paralingüísticos que lo virtual no puede por si mismo aportar.
- Ayuda a superar el aislamiento (Llorente, 2008).
- ¿Incrementa los resultados del aprendizaje esta nueva aproximación metodológica?
- ¿Es la modalidad semipresencial apropiada para mis destinatarios?
- ¿Encaja con la cultura de mi organización?
- ¿Tenemos los recursos suficientes para llevarla a cabo?
- ¿Nuestra infraestructura da soporte a los recursos en línea?
- ¿La semipresencialidad es escalable?
- ¿Es sustentable dicha modalidad?
- Identificar las necesidades de aprendizaje.
- Establecer los niveles de demandas.
- Reconocer los diferentes estilos de aprendizaje.
- Conocer las diferentes formas de aprendizaje y el potencial creativo de cada una de ellas.
- Trabajar con los proveedores actuales, internos y externos, para identificar los objetivos de aprendizaje y asegurar y asegurar que la formación garantiza las necesidades actuales.
- Emprender el proceso educativo y desarrollar una demostración amigable para ilustrar el potencial del B-Learning.
- Estar preparado para ofrecer un apoyo y seguimiento constante.
- Preparar un proceso de seguimiento para evaluar la efectividad del desarrollo.