Educar en valores. Una educación de la ciudadanía
En este número del boletín destacamos un libro que tiene como una de sus directrices señalar propuestas orientadoras sobre cómo integrar la educación en valores y temas transversales en las tareas cotidianas de clase y en la educación conjunta del centro, más allá de las divisiones o enumeración de cuestiones transversales que se puedan establecer. El libro se dirige a ofrecer un conjunto de reflexiones sobre este ámbito educativo, que puedan ayudar a una articulación y encauzamiento de lo que se ha hecho hasta ahora, y a la vez contribuir a dibujar líneas de lo que se puede hacer en el futuro inmediato. Uno de los propósitos es dejar de manifiesto qué puede significar educar en valores hoy, asumiendo que la educación tiene entre sus principales finalidades la integración de los niños y jóvenes en la cultura de un grupo social, lo que incluye la formación cívica en aquellos valores y normas de dicho grupo, y en otros que los exceden por ser compartidos por una sociedad universal, a los que es deseable aspirar en nuestro mundo actual y futuro.
Dentro de los cuatro pilares de la educación, aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos, señalados en el Informe Delors, los dos últimos se refieren a que la educación tenga como objetivo prioritario ayudar a comprender a los demás y a convivir en un clima de respeto mutuo, una vez formado el propio ser de cada uno. No es posible una ciudadanía educada si no se cuenta con individuos que piensen y tomen decisiones con criterios propios, conjugado con la virtud de actuar solidariamente. Por eso, en sentido amplio, la educación está configurada por las dimensiones conceptuales, habilidades o procedimientos, y por pautas de conducta, normas sociales y valores que posibiliten desarrollarse moralmente y convivir juntos. De hecho, la ordenación actual de la enseñanza señala que todo el currículum, entendido como el conjunto de oportunidades de aprendizaje que ofrece el medio escolar, esté impregnado de los valores morales y cívicos que demanda la formación de una ciudadanía con comportamientos cívicos y responsables.
No se espera que los temas transversales se conviertan en nuevas materias, sobrecargando el currículo escolar; tampoco que la «impregnación» se quede en declaraciones iniciales de los proyectos educativos, diluyéndose en la responsabilidad de todos, sin la suficiente articulación para llevarla a cabo. Las propuestas, en línea con una práctica docente globalizada o interdisciplinar, deben dirigirse tanto a organizar las áreas en torno a núcleos de interés socio–moral, como en dar desde las propias disciplinas una dimensión amplia al propio conocimiento escolar. La inclusión de los temas transversales debe, entonces, realizarse en el conjunto de actividades educativas del centro e integrados en los contenidos temáticos de cada área. Para no quedar diluidos en las áreas, o como acciones esporádicas, apostar en sentido fuerte por la educación moral y cívica mediante los temas transversales significaría que la enseñanza de las áreas se realiza por su funcionalidad en el ámbito social y moral de la transversalidad.
Bolívar, Antonio (1998) Educar en valores. Una educación de la ciudadanía. Consejeria de Educación de la Junta de Andalucía. España. Recuperado de researchgate