Inclusión
La evaluación al servicio del aprendizaje de todos… una evaluación inclusiva
5 Diciembre, 2018
El artículo que destacamos en esta oportunidad fue publicado en el mes de agosto de 2017 en el boletín que emite mensualmente la Revista Iberoamericana de Pedagogía REDIPE, de origen colombiano. La temática que aborda es fundamental en el contexto actual, dado que refiere al rol de la evaluación como herramienta de aprendizaje para todos y todas los y las estudiantes, en el marco de una educación inclusiva.
La política educativa actual exige que las instituciones educativas hagan las modificaciones necesarias para hacer efectivos los derechos a la educación, la participación y la igualdad de oportunidades para todos los niños, niñas, jóvenes y adultos, independientemente de sus características o condiciones individuales. El presente artículo plantea la necesidad de abordar en la escuela la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes como una herramienta para que todos aprendan, contemplando la diversidad de características que manifiestan los estudiantes, sus capacidades, experiencias, motivaciones, ritmos, intereses, habilidades, estilos de aprendizaje, variables de personalidad, y conocimientos previos, entre otros aspectos propios del ser humano. En pocas palabras, evaluar en la individualidad del estudiante.
Cuando se hace necesario transformar cualquier aspecto vinculado con la educación, es indispensable intervenir el proceso enseñanza aprendizaje, cuyo referente principal y protagonista es el estudiante, y en el cual convergen los esfuerzos de todos los actores de la realidad educativa y los recursos, a través de la puesta en escena de procesos metodológicos que favorezcan la formación integral. Antiguamente los temas de la educación, sus investigaciones y aportes estaban direccionados hacia la enseñanza, entendida como la transmisión de conocimientos, por tanto las iniciativas estaban enfocadas a la mejora de las técnicas de enseñanza, poniendo al docente como protagonista y poseedor del saber y al estudiante como receptor, un ser pasivo cuyo objetivo era retener contenidos, favoreciendo y privilegiando la memorización llevando al aprendizaje a definirse como un proceso instrumental y acumulativo. En este tipo de enseñanza la evaluación se centraba en la comprobación del saber de una disciplina.
Actualmente la tendencia teórica educativa está orientada hacia el aprendizaje, cuya concepción es entendida como un proceso complejo que interrelaciona al estudiante como protagonista y al docente como facilitador de ese aprendizaje, mediante la implementación de estrategias pertinentes a la disciplina y, especialmente, a las características de sus estudiantes en toda su diversidad. Para lograr esta interpretación de la porción de la realidad se necesita que el estudiante desarrolle conocimientos, conceptos, habilidades, competencias y actitudes que le permitan comprender, interpretar la información y transformarla en conocimiento para resolver problemas de la realidad compleja e incierta, culminando en el desarrollo de la creatividad e innovación. Solo así se llega al pensamiento crítico, reflexivo, que permita la acción y la integración del conocimiento, en otras palabras un conocimiento complejo. En este tipo de enfoque se necesitan instrumentos evaluativos basados en tareas auténticas que permitan la puesta en práctica del concepto y el análisis del mismo desde diferentes puntos de vista, la complementariedad. Solo así cobra sentido lo que se hace en el aula día a día.
Fuente.