Manejando la ira en la mediación: conceptos y estrategias
El documento que compartimos en esta ocasión, trata sobre la importancia de que los mediadores conozcan y manejen estrategias para regular la ira, como emoción predominante en una situación de conflicto. La mediación es un procedimiento de resolución de conflictos donde el tercero, neutral, que no tiene poder sobre los disputantes, ayuda a que éstos, en forma cooperativa, encuentren una solución a su disputa. El mediador o tercero neutral será el encargado de crear un clima de colaboración, de reducir la hostilidad y de conducir el proceso a su objetivo. Los disputantes intervienen negociando según sus necesidades e intereses y mantienen el control de la controversia; son protagonistas en la solución del conflicto. Este procedimiento resalta la responsabilidad de los participantes en la toma de decisiones que influyen en su futuro, por lo tanto, constituye un proceso que confiere autoridad a cada uno de los protagonistas. El mediador será simplemente un asistente o facilitador de la comunicación entre ellos. La mediación resulta interesante cuando los involucrados mantienen un vínculo continuo.
Por su parte, la mediación escolar se muestra como una estrategia educativa que interviene en el conflicto al mismo tiempo que lo previene, forma en cualidades personales e interpersonales y mejora el entorno. Es una forma de resolución de conflictos que, en un sentido amplio, se encuentra relacionada con una formación integral del estudiante y con la educación en valores. Lo anterior obliga a que el mediador, como tercera parte neutral, conozca estrategias y técnicas para facilitar un diálogo productivo entre las personas que se encuentran en conflicto. Para ello, es esencial que sepa reconocer las emociones que las personas están experimento, al tiempo que favorece que ellos mismos las reconozcan y las puedan regular.
Una de las emociones naturalmente predominante en una situación de conflicto es la ira. Como toda emoción, la ira es una reacción compleja que nos predispone a la acción en un intento de protegernos de aquello que nos hace daño y en la que se ponen en funcionamiento tres tipos de respuestas. La primera es una respuesta corporal, en la que nuestro cuerpo se activa para la defensa o el ataque; en segundo lugar, se produce una respuesta cognitiva, es decir, una manera de interpretar la situación, la que origina la tercera respuesta que es la gestión conductual en estas situaciones. La conducta en estas circunstancias está orientada para defendernos de aquello que se interpone un nuestro camino y para ello se genera una energía interna que mueve a la “destrucción” del obstáculo. La ira puede ser afectada y potencialmente controlada por estímulos físicos y cognitivos. El mediador puede usar esta información para crear ambientes que disminuyen el estímulo físico que puede predisponer a una parte a experimentar la ira, y puede facilitar procesos de pensamiento que pueden calmar y disminuirla. Lejos de ser una emoción que se puede tratar solamente en terapia, el mediador debe reconocer y manejar la ira y las emociones fuertes para aclarar el camino para la comunicación efectiva en el proceso de negociación.
Butts Griggs, Thelma (2007). MANEJANDO LA IRA EN LA MEDIACIÓN: CONCEPTOS Y ESTRATEGIAS. Portularia, VII(1-2),17-38.[fecha de Consulta 17 de Octubre de 2020]. ISSN: 1578-0236. Recuperado de redalyc