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Un asomo a la Educación y Web 1.0, 2.0 y 3.0
1 Octubre, 2012
"Se dice que la educación contemporánea se ve cada día más ligada a las innovaciones tecnológicas, un análisis somero sobre su correlación entre lo que se considera Educación/Web 1.0, 2.0 y 3.0, nos permitirá ver diferencias y analogías entre ambas y de alguna manera también, confirmar la fuerte tendencia hacia la incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) en la pedagogía. Panorama que permitirá considerar que tan preparado estamos como docentes para diseñar ambientes de enseñanza-aprendizaje como los que proponen el concepto de Educación 2.0 ó 3.0, de igual forma permitirá comprender que tan capacitados están nuestros alumnos para incorporarse a estos niveles de educación.”
Un asomo a la Educación y Web 1.0, 2.0 y 3.0
Escrito por: Roberto Rosique. Catedrático fundador de la Licenciatura en Artes en la Universidad Autónoma de Baja California. Partiendo de que el aprendizaje es un proceso de construcción de conocimiento, [.] que la instrucción es un proceso de soporte o mediación a dicha construcción que va más allá de la comunicación o transmisión de información acabada (Díaz Barriga, 2005), el diseño instruccional apoyado con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación adquiere relevancia. Sobre este tema existen suficientes referencias que avalan su potencialidad dentro de la pedagogía y aquí, tal vez lo interesante de considerar los TICs más que simples herramientas para hacer eficiente el ejercicio de la educación, quizá habrá de replantearlas como propone Díaz Barriga (2005), a manera de herramientas semióticas o instrumentos psicológicos, "que implica una forma de razonamiento o argumentación asociada a determinadas creencias, reglas y normativas sociales que determinan a su vez el sentido y uso de dicha herramienta". En ese orden de ideas, si admitimos que la información o el conocimiento ya no se apoyan únicamente en las fuentes tradicionales para su generación, sino que es posible encontrar una diversidad de medios o recursos estrechamente ligados a las nuevas tecnologías, obliga, sin tanto recelo, a suponer en estas últimas su amplio potencial educativo. Buscaré en este breve ensayo un acercamiento a estos modelos Educación/Web 1.0, 2.0 y 3.0 haciendo un recuento sobre su correlación y divergencias; de alguna manera también corroborar la fuerte tendencia hacia la incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación en la pedagogía y finalmente, deliberar si estamos capacitados docentes y alumnos para asumir estos retos. Ante una sociedad cambiante en la que los sistemas sociales parecen estar en conflicto, en la que se habla de crisis de pensamiento e imposturas culturales, en donde vemos la consolidación de tendencias globalizadoras político-sociales dominantes, que han acentuado de manera abismal las diferencias entre riqueza y pobreza, se hace imperativo buscar vías para mitigar estos contrastes. La educación, en un atolladero también, se convierte en una ruta de escape sin retorno, más aún en sociedades depauperadas como las nuestras. Venturosamente, como en muchos otros aspectos (tecnológicos, científicos, etc.) la educación contemporánea presenta grados de desarrollo que impulsan a investigadores, docentes y epistemólogos a su conocimiento, comprensión y valoración en condiciones diferentes a las del pasado reciente (Varas, 2003). Los progresos tecnológicos cada día más insertos en la enseñanza han propiciado la categorización de la educación, tal vez, por volverse facilitadores y generadores de un aprendizaje autónomo o porque señalan otra ruta hacia una educación significativa; lo cierto es, que desde la aparición del Internet la información generada, dispersa en un principio, se reorganiza con el tiempo y se vuelve partícipe, hoy ya indispensable, de la enseñanza. Hablar de Educación 1.0, es continuar imaginando a la enseñanza impartida por profesores certificados, recluidos en un aula ante un receptor (el alumno), que dispone de la información vertida por el catedrático y los libros seleccionados para el curso, para ir conformando su aprendizaje; de esto Fernando Santamaría (2007) en su blog Espacio educativo opina que: La educación 1.0 es un proceso unidireccional en su mayor parte, en donde los alumnos adquieren la información generalmente de manera pasiva proporcionada por los docentes, lo que induce al estudio individual. Trabajan sus contenidos a través de apuntes, artículos, libros de texto, vídeos y, en los últimos tiempos, la web. Se podría decir que es similar a la primera generación de la web (Web 1.0), que se caracteriza por ser estática, contenedora de documentos que jamás se actualizaban y sólo permitían su lectura; lo que equivaldría a proporcionar información de manera pasiva y lineal. Todo lo contrario parece suceder al referirnos a la Educación 2.0, que tiene como centro el mismo concepto que la web 2.0: el trabajo colaborativo y la creación de conocimiento social (Haro, 2007). Aquí haré un amplio paréntesis para tratar de explicar lo relevante de este cambio y su injerencia en la enseñanza. Vemos como en los últimos 15 años se presenta un nuevo panorama para la educación como consecuencia de la evolución de la Tecnología de la Información y la Comunicación, lo que ha dado pie, entre otras cosas, a la innovación de pedagogías educativas. La World Wide Web ha sido testigo de una serie de cambios importantes desde su creación (Web 1.0)1 en la que si bien se consideraba una tecnología de acceso porque difundía información, datos, dejaba poco espacio para la participación y la colaboración entre usuarios de la Red; la Web 2.0, se ha convertido en una tecnología de participación, es decir, brinda un mayor acceso a la información, más posibilidades de interactuar socialmente, intercambiar opiniones y datos, entre otras cosas. La expresión Web 2.0 arribó para quedarse, aunque agregaría: temporalmente (como lo hacen ver distintos investigadores), para dar paso a un tercer nivel, del que aún los países subdesarrollados, lamentablemente, nos encontramos muy distantes. El término Web 2.0 se hizo popular desde el 2004 por Tim O'Reilly y John Batelle, después de una serie de conferencias organizadas por el primero, en las que hacían referencia a una segunda generación de la historia de la Web caracterizada por fomentar la colaboración y el intercambio de información entre los usuarios, es decir, la creación de contenidos, el aumento de la interacción social, como es natural formando comunidades de práctica2 y redes sociales3 (Keats y Schmidt, 2007). El término Web 2.0, explica O'Reilly (2004): "no tiene una clara frontera, sino más bien, un núcleo gravitacional. Usted puede visualizar la Web 2.0 como un sistema de principios y prácticas que conforman un verdadero sistema solar de sitios que muestran algunos o todos esos principios, a una distancia variable de ese núcleo" (ver en el anexo el Mapa Meme de la Web 2.0)4. En términos generales, cuando se menciona la palabra Web 2.0, se hace referencia a una serie de aplicaciones y páginas de Internet que utilizan la inteligencia colectiva5 para proporcionar servicios interactivos en la Red dando al usuario el control de sus datos. O"Reilly nos dice que el principio fundamental que se esconde detrás del éxito de los gigantes (navegadores) nacidos en la era de la Web 1.0 que han sobrevivido para liderar la era de la Web 2.0, es que han abrazado el poder de la web para explotar la inteligencia colectiva. De ahí la relevancia que adquiere la Web 2.0 en el ámbito del mercado mundial y de manera particular (por lo menos en lo que a nosotros nos concierne) en la pedagogía. Peña y Coroles (2006), resumen que la más profunda de las transformaciones de la Web 2.0 reside en la reinvención de la manera en que la información circula por la Red, democratizando y poniendo a disposición de todos los usuarios la capacidad de programar el comportamiento de diferentes flujos de datos que interactúan entre sí de maneras hasta hace poco inimaginables. Dan Gilmore (2004), en su libro Nosotros el medio, insiste también en que la primera gran transición se produjo cuando la Web se convirtió en un sistema de lectura y escritura, un gran cambio que está todavía en progreso. La gran revolución en este ámbito tuvo lugar con los servicios como los blogs6, los diarios personales y los wikis7. Ahora no sólo la gente podía crear sus propios sitios web, sino que podía actualizarlos fácil y rápidamente. Otra de las grandes contribuciones que ofrece la Web 2.0, son las nuevas formas de clasificación de la información; De la Torre (2007), dice al respecto: "Hasta ahora los bancos de información (materiales educativos, programas, enlaces, artículos, etc.) que se podían encontrar en la Red se basaban en un sistema de tipo jerárquico o mediante facetas; se trataba de intentar clasificar la información mediante unos aspectos determinados, que son accesibles por los usuarios". Ahí encontramos el uso de las folcsonomías8 que según un monográfico publicado en el Blog de la Biblioteca de la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca, "es una indexación social, es decir, la clasificación colaborativa por medio de etiquetas simples en un espacio de nombres planos, sin jerarquías ni relaciones de parentesco predeterminadas", y surgen cuando varios usuarios colaboran en la descripción de un mismo material informativo y comparten las categorizaciones. A cada elemento almacenado el usuario le designa una o varias palabras claves o etiquetas (tags)9, que puede incluso, compartir con otros usuarios. Esta gran diversidad de herramientas que aparecen a diario y que junto con los Servicios Web10 que proporcionan mecanismos de comunicación estándares entre diferentes aplicaciones y que interactúan entre sí para presentar información dinámica al usuario (W3c, 2009); en conjunto permiten agilizar la participación e ir conformando las redes sociales. Todas estas novedades tecnológicas nos dice De la torre (2007), tienen un nexo de unión común, que supone una forma diferente de acceder a los contenidos: el RSS11, que en términos generales, es una forma eficiente de estar al día en Internet y no tener que navegar entre cantidades inacabables de información y lograr que ésta llegue a nosotros. Existen infinidad de ejemplos de cómo acceder a los RSS fácilmente (RSS in plain, es uno de ellos). En resumidas palabras, señala el autor antes referido "Te instalas un programa en tu ordenador, o usas un servicio Web gratuito, en el que recibes a diario todas las novedades aparecidas en los sitios que te interesan sin tener que estar moviéndote incómodamente de un lado para otro". La estrecha correlación de la Web 2.0 con la Educación 2.0, es evidente particularmente desde el discurso constructivista que nos remiten a la idea de la función docente que se aleja de todo sesgo impositivo, escolástico y autoritario de cualquier orden (Varas, 2003), que persigue sea el estudiante quién proponga metas a alcanzar de tal forma que sean ellos quienes interactúen y exploren y de esa manera hacerse de nuevos conocimientos y adaptarlos a los existentes y así, arribar a un aprendizaje significativo. El paralelismo de ambos modelos en cuanto al valor del aprendizaje colaborativo desde los aspectos Interculturales hasta los socioafectivos. En esta equivalencia de objetivos, los beneficios de la Web a la pedagogía parecen alentar hacia metas significativas. No obstante, estas ventajas de la Web 2.0, que por lógicas se antojan irrefutables, Fernando Santamaría (2007), nos hace un recapacitado planteamiento bastante apegado a la realidad: La educación en ella misma no se transforma de manera significativa a pesar de existir la infraestructura para una transformación de amplias miras, ya que las circunstancias en las que se usa la tecnología aún están demasiado incrustadas en el entramado de la Educación 1.0 (el peso de la tradición y de las estructuras educativas). Esta observación pertinente, que debemos suponer con referencia explicita para España, de inmediato nos remite a nuestro universo educativo, en el que por un lado, aún no se supera el atraso general que nos caracteriza como un país subdesarrollado y por otro, a la falta de aprovechamiento de estos progresos tecnológicos, con la excepción de algunas instituciones de educación superior que se han preocupado por implementarlos; lo que hacen sospechar un futuro progreso educativo lejano e incierto. Sin embargo, la accesibilidad para llegar a estas innovaciones tecnológicas facilita el abordaje y esto por un lado alienta su factibilidad y por otro, nos exhortan y compromete a encontrar rutas prácticas y cortas, si es que planeamos como objetivo esencial la necesidad de una educación de calidad. La tendencia hacia donde nos movemos hace suponer que la Educación 3.0, es donde encontraremos la trasformación de la educación superior, en la cual se ofertarán oportunidades educativas transinstitucionales, transculturales en las que los mismos aprendices desempeñarán un papel de creadores del conocimiento compartidos a través de las redes sociales. Aún estamos lejos de la educación 3.0, nos señala Santamaría (2008), particularmente los países en vías de desarrollo "Sin embargo, podemos estar lo suficientemente cerca de un punto de inflexión para diseñarla de forma que sea ventajoso para la educación y para las instituciones educativas". Tenemos ya investigaciones que orientan la Web 3.0 hacia la búsqueda de un Internet más inteligente, basada en lo que se conoce como Web Semántica (SemWeb): "hacer más accesible los conocimientos a los programas informáticos", buscar obtener respuestas pertinentes a las preguntas (Farber, 2008). Se busca que la plataforma Web se convierte al mismo tiempo en una plataforma de desarrollo: más inteligente, más personalizada, más contextualizada y por ende más interrelacionada con la educación. Vemos los cambios significativos que en un corto tiempo se han dado (ver la tabla de John Moravec, 2008)12 y vemos también, que incorporarse a estas nuevas modalidades tecnológicas para generar una educación de calidad ya no puede ser un pretexto, dada las facilidades para accesar a ellas. Entendemos que alumnos y maestros deben adquirir las competencias necesarias para saber enfrentarse al mundo digital y globalizado que caracteriza a la sociedad actual y, todavía más, la de un futuro inmediato. Sabemos de la importancia de comenzar a trabajar en competencias (digitales o tecnológicas) que según los estándares educativos elaborados por expertos como los de la Sociedad Internacional para la Tecnología en Educación (ISTE) son aquellas que hacen que los estudiantes demuestren pensamiento creativo, construyan conocimiento y desarrollen productos y procesos innovadores utilizando tecnología. Aquellas que hacen que utilicen medios y entornos digitales para comunicarse y trabajar de forma colaborativa para apoyar el aprendizaje individual y contribuir al aprendizaje de otros. Vemos un alentador futuro pedagógico siempre y cuando estos alicientes tecnológicos se conviertan realmente en herramientas que contribuyan al bien común; sin perder de vista, antes que nada que "lo fundamental -como dice Boris Mir (2007), en su blog La mirada pedagógica- está en determinar si poseemos competencias digitales para poder ejercer la función docente en el siglo XXI. Y, respecto a los alumnos, si las actividades que proponemos desarrollan realmente competencias digitales o son una mera transposición de actividades tradicionales a las nuevas herramientas"; y estas son unas de las grandes cuestiones que estamos obligado a replantearnos constantemente. En respuesta a la primera interrogante ¿Estamos preparado como docentes para diseñar ambientes de enseñanza-aprendizaje como los que proponen el concepto de Educación 2.0 ó 3.0?, convendría considerar antes que otra cosa la ubicación del contexto en que nos desarrollamos, porque de ello dependerá en gran parte la respuesta; en el caso particular y el de los catedráticos de la Universidad Autónoma de Baja California, cuya vertiente pedagógica apunta hacia una instrucción vinculada con el constructivismo sociocultural, pero aún centrada en contenidos curriculares presenciales, encontramos por un lado, que si bien existe la preocupación por desarrollar medios de aprendizaje apoyados con tecnologías de la información y comunicación, hay todavía una infraestructura insuficiente para ello, a la que sumaríamos, un desconocimiento en un sector importante (esto es una apreciación personal) de la planta académica sobre los beneficios que estas innovaciones tecnológicas pueden proveer a la educación; no obstante, estas condiciones, optimistamente perfectibles, quienes participamos en la formación docente donde adquirimos información sobre la realidad de los programas educativos del país y del mundo, de las innovaciones pedagógicas ya implantadas en otros continentes y con resultados alentadores, de lo fundamental que resulta el aspirar a una educación significativa, nos hace suponer o más bien, me hace suponer, aunque -como expresaría Fernando Santamaría- todavía nos pesa la tradición de las estructuras educativas, que sí estamos preparados para diseñar programas dentro del concepto educación 2.0, considerando también que son los objetivos que ha venido persiguiendo la propia universidad y en cuanto a la segunda interrogante ¿que tan capacitados están nuestros alumnos para incorporarse a estos niveles de educación? me parece que nadie mejor que ellos tienen la capacidad de incorporarse a estos modelos, dado su crecimiento y desarrollo, casi a la par, con los avances tecnológicos, particularmente con los relacionados a las TICs que es notorio de manera intensa en los últimos años. El estar familiarizados a estos instrumentos les será fácil incorporarlos como recursos para un aprendizaje significativo, de esto, no creo existan dudas. Concluiría conjeturando que ya no podemos postergar -si es que aspiramos a una enseñanza de calidad- los beneficios de incorporar los progresos tecnológicos a la educación, aún cuando sigamos anclados (que tampoco es por ello alarmante) en un modelo presencial, pero sobre todo (esto sería lo preocupante), a modelos pedagógico obsoletos ya inconexos de la realidad que vivimos, por cierto, con pasmosa celeridad. Que estas ventajas de la Web 2.0 en la educación seguirán estando supeditadas a los niveles de competencia que los docentes tengan sobre el uso y aplicación de estos avances tecnológicos, de lo relevante que el alumno tome decisiones contemplando la participación institucional y que ésta asuma el compromiso de proporcionar los medios necesarios para implementar estas innovaciones tecnológicas. Creo que nadie pone en tela de juicio que nuestros sistemas educativos se han vuelto obsoletos, cada vez tenemos más dudas sobre su eficiencia, esto, si bien lleva a cuestionamientos severos y a la búsqueda de culpables, no permite llegar a entendimientos claros y menos a soluciones precisas; sin embargo, nos obliga a redoblar esfuerzos para encontrar caminos que nos permitan reorientar nuestras perspectivas educativas. Esta inquietud universal, de un tiempo atrás viene dando frutos que parten indiscutiblemente de la preocupación por una Calidad en la Educación, precepto que persigue la excelencia educativa, sustentable y para toda la vida; esta sociedad cambiante en la que nos acosan la crisis, la violencia y la penuria, sólo le queda esta ruta para lograr el equilibrio, camino impostergable para alcanzar el bien común.Anexo
1. Web o la web, la red o www de World Wide Web, es básicamente un medio de comunicación de texto, gráficos y otros objetos multimedia a través de Internet, es decir, la web es un sistema de hipertexto que utiliza Internet como su mecanismo de transporte o desde otro punto de vista, una forma gráfica de explorar Internet. Fue creada en 1989 en un instituto de investigación de Suiza, la web se basa en buscadores y el protocolo de transporte de hipertexto= https (hypertext transport protocol). La mayoría de los documentos de la web se crean utilizando lenguaje HTML (hypertext markup language). 2. Las comunidades de práctica son estructuras efectivas en las organizaciones orientadas al conocimiento. Son sistemas de aprendizaje informal a través de las organizaciones. Son espacios interactivos que permiten a las personas en una organización alcanzar el máximo potencial. Son espacios para profundizar y documentar el conocimiento que se va generando. (Martín P, Marisa, 2003) El término fue estudiado por Etienne Wenger (1998), Pablo Peña (2001) y Antoni Garrido (2003). Observando el conocimiento que se difunde desde una comunidad científica y buscando potenciar este hecho a nivel corporativo como una institucionalización de la vieja 'tormenta de ideas', se recrean las comunidades de práctica. En una de ellas, es el mismo grupo quien establece los objetivos de aprendizaje y estos a su vez son seleccionados en el contexto de la 'práctica del trabajo en la corporación'.(Wikipedia). 3. Una red social es un conjunto finito de actores y la relación o relaciones definidas entre ellos para un propósito de estudio determinado (Wikibooks). "Las Redes son formas de interacción social, definida como un intercambio dinámico entre personas, grupos e instituciones en contextos de complejidad. Un sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se identifican en las mismas necesidades y problemáticas y que se organizan para potenciar sus recursos" (Aruguete, Gustavo, 2001. Jornadas sobre Gestión en Organizaciones del Tercer Sector en la Universidad Di Tella de Buenos Aires, Argentina, en noviembre de 2001). 4. La figura siguiente muestra un Mapa Meme de la Web 2.0 que fue desarrollado en una sesión de brainstorming durante el FOO Camp, una conferencia en O'Reilly Media. Es fundamentalmente trabajo en curso, pero manifiesta las muchas ideas que irradian desde el núcleo de la Web 2.0.
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